www.diariocritico.com
Un gesto de Zapatero, por favor

Un gesto de Zapatero, por favor

domingo 24 de junio de 2007, 12:01h
Si alguien cree que Zapatero es omnipotente, pienso que se equivoca de lado a lado. Es una persona con carisma, sin duda, probablemente bien intencionado, que suscita un cierto temor entre los aduladores que esperan de él algún favor, por lo demás improbable. Pero es un hombre mucho más débil de lo que las apariencias permiten suponer, está mal asesorado y ha perdido casi todo aquel talante que tan bien supo vendernos cuando, hace tres años y medio, irrumpió en el poder. Lo que está ocurriendo en Navarra refleja perfectamente las luces y las sombras del inquilino de La Moncloa. 

Porque casi todo el mundo sabe que las preferencias de Zapatero irían en el sentido de permitir que sea Unión del Pueblo Navarro quien gobierne. Y más tras el desprestigio acumulado en Baleares por el pacto de los socialistas con una formación que, con apenas el seis por ciento de los votos, va a ser quien, en realidad, decida. Que gobierne el más votado habría de ser el lema de una inicial reforma de la vida política española tras los bochornosos espectáculos surgidos, una vez más, de los acuerdos poselectorales, una auténtica vergüenza, como ya muchos han insistido en denunciar en todos los medios.

Pero, claro, una cosa es la voluntad de La Moncloa, y hasta la de Ferraz –que ha tratado de convencer a los correligionarios navarros con todo tipo de argumentos—y otra, la de los socialistas que están sobre el terreno. Le ocurrió a Zapatero en Cataluña, donde antes de las elecciones  ‘pactó’ con Artur Mas que los nacionalistas de Convergencia i Unió ocuparían la presidencia de la Generalitat, y luego, sin embargo, tuvo que tragarse el sapo de que el socialista Montilla reeditase el tripartito para quedarse con la gobernación de los catalanes, aunque CiU hubiese sido la formación más votada.

Ahora puede ocurrir lo propio en Navarra. “Es que el PSN desaparecería si no aprovecha ahora la voluntad de gobernar, aunque sea pactando con Nafarroa Bai”, te dicen en Pamplona gentes próximas al líder Puras. Puede que sea cierto; pero, si ese pacto se consuma, puede que le haga mucho más daño, en comparación, al Gobierno central, que se va a ver asaeteado por una prensa, radio y televisión a los que el acuerdo con NBai gusta bien poco. Y eso, ahora, no se lo puede permitir un ZP desasistido de apoyos en los medios, digan lo que digan, y en vísperas de un debate sobre el estado de la nación, el último de la Legislatura, que Mariano Rajoy espera como el inicio de la reconquista de los votos y los apoyos necesarios para llegar a La Moncloa.

Así que en ese debate se va a acabar la efímera pausa en las hostilidades Gobierno-PP a cuenta de tratamiento al terrorismo. Y nadie habrá hecho tanto como el diario batasuno Gara para debilitar a un Gobierno socialista y darle bazas a un posible Gobierno conservador. Nadie…excepto, claro, el propio Gobierno socialista, que ha acumulado en apenas cinco meses y medio unas dosis inéditas de falta de credibilidad y de torpeza a la hora de manejar la comunicación.

Así que no parece extraño que, en sus últimas entrevistas, Rajoy se nos muestre ya casi como el triunfador de las próximas elecciones generales, cuando no lo fue –contra lo que todos parecen creer—en las municipales y autonómicas. Y es que los socialistas ni siquiera supieron salir, en la noche electoral, a proclamar que los resultados en toda España –no en Madrid ni en Valencia—les favorecían a ellos más que al PP; fue aquella una noche de broncas internas en el PSOE, como bien saben quienes asistían, pasmados ante una desmoralización injustificada, a la disputa del presidente del Gobierno conun muy alto cargo de su partido.

Zapatero no ha sabido vender los aspectos positivos de su compromiso con la paz, ni que ha asumido con valor –acaso ni se diese cuenta al principio-- el desgaste que una negociación con ETA le va a suponer en votos. Pero tengo para mí que ni siquiera va a ser la cuestión, que hoy parece monográfica, de las relaciones con la banda del terror la que va a decidir quién gobernará en abril a los españoles. Me parece que se llevará el gato al agua quien logre convencer a los ciudadanos de que va a acabar la época de los oscurantismos, de las ‘segundas vueltas en los despachos’ –como dijo el dimitido presidente balear Jaume Matas--, de la hegemonía de los estados mayores de los partidos. Es decir, que quien ganará las elecciones será quien sea capaz de presentar a los españoles un programa de regeneración democrática creíble, posible y atractivo. ¿Están nuestras fuerzas políticas en disposición de elaborarlo y, claro, de cumplirlo? Mientras lo averiguamos, pidamos, en Navarra, un gesto de Zapatero, un gesto de autoridad al fin. Por favor.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios