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Se necesita un milagro

martes 05 de diciembre de 2006, 09:47h

   Tras las detenciones de "etarras" llevadas a cabo en Francia por la Gendarmería y estando las fuerzas policiales españolas en estado de "máxima alerta" -según la expresión de la  vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega-, no sería de extrañar que estuviéramos viviendo los últimos días del espejismo del llamado "proceso de paz".

   Desde que en marzo la  dirección de la banda terrorista anunció el "alto el fuego", nunca ha sido tan tenue la llama de esperanza. Las palabras no son inocentes, y también juegan un papel destacado en esta sorda batalla de los políticos por apuntarse el tanto político que supondría el final de cuarenta años de terrorismo. Por distintas razones, todos quieren esa medalla.

   Rodríguez Zapatero porque la iniciativa que impulsa parece que va cosida al cargo de presidente (Aznar lo intentó llegando a hablar de Movimiento Vasco de Liberación),  Rajoy -que tira para atrás - para evitar que se la ponga el otro, el "lehendakari" Ibarretxe que asoma la cabeza de vez con tal de no quedar fuera  de la foto si es que, al final, hay foto, que como digo, ya no está nada claro. Los motivos de cada uno de los actores de este capítulo del drama son diferentes, pero convergen en el centro del escenario. Hasta Arnaldo Otegui o parece que juega a fondo su papel de secundario quizá porque es consciente de que el proceso es la última oportunidad que tiene para no volver a la cárcel. Que al otro lado esté "Josu Ternera", de 54 años, daba idea de que los veteranos de la banda podían jugar un papel esencial en el final de la violencia. Fue así sólo durante los primeros meses; después, parece que los más jóvenes han ido minando la posición disconformes con la metodología y los pasos acordados en las reuniones de Ginebra entre el enviado del Gobierno y "Ternera". La edad de los cinco detenidos la semana pasada en Francia (se mueven entorno a los treinta años y alguno tiene 25) es un dato inquietante. Revela un hecho esencial: los pistoleros que la banda tiene en activo no han conocido el franquismo, han nacido cuando España era una democracia y el País Vasco tenía ya el sistema de autogobierno más avanzado de Europa. Lo cual quiere decir que  el problema de fondo tiene que ver con el discurso del odio que antes y durante estos años les han ido inculcando desde el hogar a la escuela, sin olvidar la ambigüedad de la Iglesia  católica vasca y la permanente distorsión de la realidad que apareja el discurso "victimista" del nacionalismo radical que no le pone reparos morales a recurrir a la violencia para llegar a fines políticos.

   En fin ¡Ojalá que salga adelante! pero, la verdad, para tener fe en que ése es el camino que van a seguir los acontecimientos, hay que creer en los milagros. 

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