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Negociando, que es gerundio

Negociando, que es gerundio

viernes 20 de mayo de 2011, 13:47h
Llevamos demasiado tiempo pendientes de la llamada negociación colectiva, que no es otra cosa que el acuerdo al que tienen que llegar los empresarios y los sindicatos para marcar las normas de actuación y funcionamiento entre trabajadores y patronos. En toda negociación se tiene que dar una premisa básica que es simple y clara: las dos partes deben querer llegar a un acuerdo y, para lograrlo, ambas se ven en la obligación de ceder en sus planteamientos iniciales. Cuando alguna de ella, o las dos, se obceca en no dar su brazo a torcer o, incluso, conseguir sacar mejores condiciones de las planteadas en un principio, dicho acuerdo es bastante complejo de alcanzar, por no decir que imposible. Y si a ello añadimos que determinados puntos se consideran “innegociables”, las posibilidades de que se pueda avanzar en las posiciones de cada uno de los intervinientes, son bastante improbables ya que  la cerrazón mental es mala consejera. Las exigencias de la CEOE giran en torno a tres pilares fundamentales: mayor liberalización de la negociación, que otorgue más libertad para los descuelgues; una flexibilización del mercado de trabajo que haga más fácil la contratación a tiempo parcial; así como un contrato indefinido único con indemnización de solo 20 días por año. Según parece, los sindicatos se quejan de que estas pretensiones patronales significan el endurecimiento del discurso de los empresarios, lo que es una mala noticia que podría hacer retrasar el pacto más allá del 31 de mayo, ya que hace falta más tiempo para discutir, sobre todo, el plan para combatir el absentismo laboral y la posibilidad de ligar la subida salarial a la productividad. La última palabra la podría tener la junta Directiva de la CEOE, con poder ejecutivo, del próximo día 25, la cual deberá decidir si aprueba o no el actual boceto de reforma. Sea como sea, lo que parece claro es que las ganas de llegar a un acuerdo final, por las dos partes, no son lo prioritario en estos momentos ya que, a la mínima, cualquiera de las partes se agarra a la exigencia de la otra para ponerlo como excusa ante la otra para decir “lo difícil que va a ser alcanzar el deseado pacto”. Milongas y más milongas, que diría un argentino. Esto parece, más bien, que o me salgo con la mía o no negocio. O me das lo que pido y no discutes mucho, o no llegamos a acuerdo alguno. Es decir, las dos partes están incumpliendo las premisas básicas de cualquier negociación y que son tan simples como separar a las instituciones y personas del problema, centrarse en los intereses y no en las posiciones, generar el mayor número de opciones posibles, insistir en que el resultado debe basarse en algún criterio objetivo y que ambas partes puedan compaginar sus intereses. Así que, tal y como están las cosas, y viendo como incumplen lo anterior, me da a mí que van a estar, mucho tiempo aún, negociando que es gerundio. Eduardo Vizcaíno de Sas Consejero Delegado de Saville Consulting España  
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