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Martín Garitano, el lenguaje y la boina con rabito

Martín Garitano, el lenguaje y la boina con rabito

martes 14 de junio de 2011, 22:41h
Va a ser designado Diputado General de Guipúzcoa. Hay que recordar que las diputaciones forales, empezando por la Navarra que es la original, nacen a mediados del XIX y tras la primera guerra carlista.                Martín Garitano no es una buena persona. No sé si es malo, pero sé que no es buena persona. Una de las cualidades que un ser humano debe tener y cultivar es la compasión y este hombre ha demostrado en decenas de ocasiones que carece de. La peor: la memorable ocasión en que siendo redactor jefe de Egin tituló en primera “Ortega Lara vuelve a la cárcel” justo el día en que fue liberado de un secuestro infame que duró 532 días. Supongo que a él y a los suyos les hizo gracia la ocurrencia ya que Ortega Lara era funcionario de prisiones. Supongo que si hubiera sido técnico en limpieza urbana habrían titulado “Ortega Lara de cabeza al basurero” y si bombero se les habría ocurrido “Ortega Lara no se salva de la quema”. ¿Qué amargura debe embargar a este ser humano para ser tan mezquino? Le he oído declararse independiente en las listas de Bildu, pero es otra utilización interesada del lenguaje. ¿Independiente quiere decir que no se tiene carné de las siglas o que por encima de las siglas y sus presupuestos ideológicos están los principios éticos del individuo que acepta estar en esas listas pero que se reserva la última palabra? No hay nada de independiente en una persona que va en unas listas sin tener carné del partido cuando pretende volver luego a, por ejemplo, la judicatura. Tampoco hay nada de independiente en alguien con motivos espurios y que siempre ha demostrado una concordancia ideológica milimétrica con aquellos a quienes representa y tal es el caso que me ocupa hoy. Hace poco Garitano dijo que odia a Rodríguez Galindo. El odio es un mal sentimiento que alimenta lo peor de nosotros y cercena nuestro intelecto, nuestra capacidad de razonar, pensar y construir. Rodríguez Galindo fue condenado por secuestro y asesinato, expulsado del ejército con deshonor y encarcelado. La ley cumplió con su cometido y esa es toda la retribución a que aspiramos los ciudadanos en democracia. Podemos debatir si debió ser más dura o si debió alcanzar a otras personas pero que un ser humano que aspira a representar a la sociedad a través de un cargo electo hable de odio no es ejemplarizante, ni modélico ni constructivo, demuestra desprecio por las sentencias judiciales y nis acerca peligrosamente a un Hammurabbi mal digerido. Fernando Jáuregui ha escrito “#ilusionaos frente a #indignaos” y se lamenta del poco éxito del hashtag. Ilusión es, para mí y en este caso, un paso adelante en la evolución necesaria de la indignación y ambos conceptos, aplicados a las acampadas y a la transversalidad del movimiento 15 M, son constructivos y buscan construir. De hecho, podemos aplicarlos a toda España porque mayoritariamente queremos construir, avanzar y superar el actual estatismo político. Garitano, sin embargo, aparece tocado por la amargura y la rabia y arrasaría cuanto hay, si pudiera. Afortunadamente, no puede. Sin embargo, cuando gane la diputación tendrá un altavoz gigante, un presupuesto enorme y un poder tan grande que da miedo pensar que puede centrifugarse desde una cabeza recalentada por el odio. Resulta sorprendente que este ser humano sea incapaz de decir España y se cabree hasta lo indecible cuando alguien se refiere al País Vasco de cualquier forma distinta a Euskalerría o País Vasco. Nadie mejor que quien se gana la vida con las palabras para saber que éstas nunca son inocentes. No digo las Vascongadas porque no quiero ofender a nadie y opto por la fórmula País Vasco, inexacta pero aceptable. Sin embargo, escucho día sí día también a aquellos vascos que, de forma inmadura e infantil, no dicen España y transmutan el nombre por el de estado español. Al margen de que es una incoherencia con sus propios presupuestos ideológicos (estado español somos todos los que vivimos y trabajamos legalmente en España, incluido Garitano, los guipuzcoanos y el departamento de Marketing de Eroski que tantas veces me obligó a cambiar España por estado español en los etiquetados que realicé para ellos en los 90), es también una incongruencia ya que no hablan de estado alemán, estado británico, estado sueco o estado chino. Lo dicho, infantil, incoherente y toda una demostración de papanatismo de boina, eso sí, con rabito.
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