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Opinión: Julia Navarro

Ricos, ricos de verdad

Ricos, ricos de verdad

martes 30 de agosto de 2011, 12:33h
Cuentan en filas socialistas que después del acuerdo de Zapatero con Rajoy para reformar la Constitución poniendo un límite al déficit, su candidato Alfredo Pérez Rubalcaba necesita más que nunca mandar un mensaje a la "izquierda" de que él está en otra historia, y que la suya es acogotar a quienes más tienen. De ahí su empeño en que vuelva a entrar en vigor el impuesto sobre el patrimonio como un guiño a quienes en este momento están pagando y sufriendo el coste de la crisis, una crisis financiera que desde luego no hemos provocado la gente común ni los trabajadores, ni los pequeños empresarios, ni los profesionales liberales.    Pero lo cierto es que en este asunto del impuesto sobre el patrimonio se está haciendo mucha demagogia y desde el PSOE se quiere hacer creer que es un impuesto para los ricos cuando en realidad es un impuesto que vamos a pagar las clases medias.    El otro día leí un artículo estupendo, de Ignacio Camacho, tan estupendo como todos los suyos, en el que afirmaba que en España no hay ricos y al no haberlos no hay quién siga el ejemplo de los ricos franceses o norteamericanos que quieren pagar más impuestos para arrimar el hombro en estos tiempos de crisis.    Y como bien argumentaba Ignacio Camacho, en España no hay ricos porque los que de verdad lo son tienen su dinero en un entramado de sociedades a través de las cuales pueden escapar del control de Hacienda, y además disponen de abogados de primera capaces de hacer aún más imposible cualquier intento del fisco para echar un vistazo a los dineros de sus clientes.    De manera que en España Haciendo no somos todos, y menos que nadie lo son los ricos. En realidad a la Hacienda pública solo tributan quienes tienen una nómina o son profesionales liberales, y son a éstos, o sea al común de los mortales, a quienes Hacienda puede cercar porque a los ricos ya sabemos que como en España no los hay oficialmente pues no puede meterles mano.    El caso es que el gobierno socialista está adoptando un sinfín de decisiones a cual más controvertida en vísperas de unas elecciones, que al decir de todas las encuestas, puede perder, y por tanto quién le sustituya puede dar marcha atrás a muchas de esas decisiones.    Pero sobre todo es un juego de ilusionismo intentar vender a los sufridos ciudadanos que el impuesto de patrimonio es un impuesto para ricos. El impuesto de patrimonio lo pagarán todos aquellos que tengan unos ahorros o un piso en la playa, pero los ricos ríquisimos, esos que tienen grandes fortunas continuarán como hasta ahora, porque sus bienes, su patrimonio forman parte de enredos societarios a los que Hacienda no va a llegar.    El caso es que de seguir así el PSOE va a terminar enfadando a todo el espectro de sus votantes, a los que están más a la izquierda por unos motivos y a las clases medias, que también son sus votantes, por acogotarla mucho más.    Quizá en la política española sobra demagogia y falta realismo, o lo que es lo mismo decirles a los ciudadanos la verdad en vez de halagarles el oído o intentar hacerles creer que el tendero de la esquina es un rico porque el hecho de tener una tienda.
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