Grandes rutas y paisajes
Por los infinitos caminos de Cantabria (XXVII)
lunes 12 de septiembre de 2011, 17:00h

Cada época del año ofrece una excusa distinta para visitar Cantabria. Si en primavera es el renacer de bosques y praderías, el verano el mar y sus múltiples posibilidades y el invierno la nieve y los deportes invernales, el otoño es color y cosecha en los bosques cántabros.
No hay rincón de la región que no se torne en tonos rojizos, ocres y amarillos, dando al paisaje la tonalidad cálida del otoño.
Se trata de una de las estaciones más espectaculares de esta comunidad ya que la caída de las hojas envuelve los valles, montes y praderas en un auténtico paisaje de melancolía y calidez. La banda sonora de esta imagen de color otoñal, la ponen los campanos del ganado que desciende de los pastos de alta montana y el sonido de la ancestral berrea, el ritual de apareamiento de los ciervos que viven entre esta exuberante naturaleza.
El sonido de la berrea en los bosques de la comarca de Saja-Nansa
En los últimos días de septiembre y primeros de octubre en los bosques de la comarca de Saja-Nansa se oyen los sonidos del ancestral ritual de la berrea.
Al amanecer y en los atardeceres, los ciervos machos luchan entre ellos para ganarse el favor de las hembras, los grandes machos corretean nerviosos desafiando al resto de machos de la manada. El estremecedor sonido de los berridos de los machos unido al violento choque de sus cornamentas, hacen de este ritual de apareamiento de los ciervos uno de los momentos más espectaculares en la naturaleza. En esta época, los ciervos machos lucen sus mejores cornamentas.
La comarca del Saja-Nansa, una gran reserva natural protegida, está situada entre la costa y las sierras de Bárcena Mayor, El Cordel y Peña Sagra y en su territorio se localiza la Reserva Nacional de Caza del Saja, la mayor reserva cinegética de España.
La naturaleza en su estado más puro es la característica de esta zona. En sus bosques, absolutamente representativos del ecosistema cantábrico con grandes extensiones de haya, roble, abedul, acebo o tejo, viven en libertad especies animales protegidas como el urogallo, el rebeco, el águila real o el oso. Las estaciones marcan la vida de esta naturaleza exuberante y con la llegada del otoño, desde lo más profundo de los bosques llegan los ecos del ritual de apareamiento de los ciervos, “la berrea”.
El agua de manantiales, fuentes, riachuelos o los rápidos ríos trucheros de la zona, alimentan los ríos
El otoño es el tiempo de la recogida de los frutos del bosque, desde las avellanas más tardías, a las nueces y las primeras castañas. Setas y los pequeños frutos del bosque abundan entre los hayedos, robledales, nogaledas y castaños.
Dentro de la Reserva hay una única población habitada: Bárcena Mayor, a la que se accede por la carretera que atraviesa el valle de Cabuérniga o bien desde la zona de Campoo a través del Puerto de Palombera. Bárcena Mayor se encuentra a orillas del río Argoza, que lo atraviesa y el que es posible cruzar a través de un antiguo puente de piedra. La aldea conserva aún el ambiente típico de su remoto origen, que algunos datan en el siglo IX. Situado entre montañas y en zona de tránsito entre el valle y la meseta, todavía quedan restos de la antigua calzada romana, aunque los primeros datos históricos se remontan a la Edad Media. El peculiar conjunto arquitectónico de Bárcena Mayor es muy concentrado y denso y tiene una estructura rectangular. El pueblo está atravesado por dos calles principales de este a oeste y varias callejas perpendiculares; dentro del conjunto hay varias plazas y en una de ellas un antiguo lavadero, donde hasta no hace muchos años aún se podía ver a las mujeres de la aldea con las grandes palanganas de zinc llenas de ropa. La vivienda típica es la casa montañesa de piedra, mampostería y madera. Las fachadas se orientan al sur o al este, destacando algunos soportales con arcos de sillares y sobre todo la talla en madera con decoración en vigas, pilares, aleros...La iglesia de Santa María es del siglo XVII y en ella destaca el retablo barroco-decorativo del XVIII. A las afueras del pueblo, monte arriba, existe una pequeña ermita dedicada a la Virgen del Carmen. Bárcena Mayor está rodeada de un paraje natural único de bosques, pequeños ríos y praderías, que se pueden recorrer por las diversas sendas que salen desde el pueblo
Vea también:
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