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El Pensamiento Vivo del Guatón Romo

El Pensamiento Vivo del Guatón Romo

lunes 23 de julio de 2007, 19:33h
El sábado 14 de julio el principal matutino nacional sorprendió a sus lectores deplegando una noticia literaria con un titular a ancho de página en la portada del cuerpo C (Nacional). Se trata de la decisión de la familia de Osvaldo (El Guatón) Romo, de publicar en portugués y español sus memorias póstumas.

Es desusado que un medio de prensa dé tanto despliegue a una noticia de este carácter, sobre todo por tratarse de un autor novel cuya obra literaria se desconoce aunque ha tenido una gran notoriedad, como se sabe, por otros motivos. “El Mercurio” ha venido distanciándose de la dictadura de manera sistemática y notoria pero, al parecer, la nostalgia irrumpe de pronto, incontrolable.

En noviembre de 2000 apareció el libro “Romo. Confesiones de un torturador”, obra distinguida con el Premio Planeta de Investigación Periodística. Su autora es la periodista Nancy Guzmán. Durante seis meses, entre fines de 1994 y abril de 1995, ella tuvo la opotunidad de entrevistar en varias sesiones a Osvaldo Romo, quien se encontraba recluído entonces en la Penitenciaría de Santiago. La última entrevista  fue filmada el 11 de abril de 1995 en el interior del penal, por Raúl Hernández, camarógrafo del canal Univisión de Estados Unidos, con participación de la periodista del mismo canal Mercedes Soler, además de la autora, y fue difundida por el mencionado canal de televisión y más tarde por televisión Nacional de Chile.

El libro tiene 232 páginas y ofrece un cuadro amplio de la mentalidad, la formación y el pensamiento de Romo, incluyendo sus intentos de justificación y sus protestas de inocencia respecto de algunas de las acusaciones que se le formularon. En lo esencial, parece una expresión auténtica y sincera de sus sentimientos y opiniones. Es un notable documento periodístico y humano (Romo era un ser humano) y muestra el profesionalismo de este torturador al discutir fríamente sobre las mejores formas de aplicar tortura a  hombres y mujeres, sobre los diversos métodos para hacer desaparecer a los detenidos después de su deceso y otras variantes del tema.

He aquí algunos fragmentos especialmente significativos de la obra citada. Aparecen las preguntas de las periodistas y las respuestas de Romo.
 
METODOLOGIA
- ¿Cómo era la metodología?
- Dependiendo del preso.
- Bueno, deme un ejemplo.
- Por ejemplo, qué usted, qué quiere saber? A ver, corriente. Corriente, ciento diez o dos veinte, depende, ¡ah! Claro, corriente, la corriente es lo principal.
- ¿Cómo se aplica la corriente?
- Mira. La corriente se aplica de la siguiente manera. Se aplica en la punta de los senos, los pezones, ¿ah? Dos perritos aquí no más, punto. Y otro perrito en la vagina, ¿cierto? Y de ahí tú le vas dando vuelta a la máquina, un golpe de corriente y la persona choca. Ese concepto.

DESAPARECIDOS EN EL MAR
- Tengo una pregunta. Recientemente ha salido información en la televisión, me imagino que lo habrá visto, de un general argentino...
- El que dijo que habían tirado cadáveres al mar.
- ¿Qué le parece eso?
- Yo creo que puede ser cierto, yo creo que sí, yo creo que sí. Usted entiende, cuando usted no tiene cementerios, no tiene nada, tirarlos dentro del mar, tirarlos nomás, pues. Primero hay que darle comida a los pescados. Esa es una cosa lógica. O sea, yo encuentro que no sólo eso, yo creo que los otros países tambièn hicieron lo mismo.
[...]
- ¿Lo del avión es buena idea?
- ¿Cuál sería?
-La de tirar a estos presos del avión para que...
-Yo la usaría, yo la usaría, yo la usaría. Yo la usaría porque es la manera de eliminar algo. Yo la usaría.
-¿Cuál sería otra buena idea?
-Químicamente.
-¿Cómo?
-Químicamente
-¡Ah! ¿Por ejemplo?
-Químicamente, o sea, tú tienes que destruírle dos o tres cosas al individuo para que si él aparece no van a pegar la identificación de él.
-¿Cómo qué?
-Por ejemplo, los diez dedos yo se los corto. Con un, ¿cómo se llama?, un napoleón. Total, ya está muerto, le corto los diez dedos. Y le mato la la, vejiga, la ingle. Cosa que cuando él, si está en el agua después sale, porque cuando se revienta la ingle, ¿cierto?, el cadáver sube. Claro, va a subir porque va a flotar. Y pa’ que se quede abajo, tienes que aplicarle algún método químico para que él no suba más.

USO DE LOS VOLCANES
-Ahora, Chile no es un  mar pa tirar cadáveres. Yo te diría que... No pues, si el mar de Chile es correntoso, es violento. [...] Ahora, tirarlo en el cráter de un volcán, ¿no sería mejor? ¡Claro! Tú vai volando bajo en un helicóptero, abres la compuerta, puh, todos pa abajo. ¿Quién va a ir a bucarlos en el cráter de un volcán? ¡Nadie puh!
[...]
-¿Qué volcán?
-¿Es que Chile no tiene volcán? Chile tiene siete, catorce volcanes, ¡catorce!
-¿Cuál sería el mejor para soltar cadáveres?
-El Llaima yo creo que es bueno, el Llaima. Yo creo que el Villarrica también es bueno. El Puye, el de allá de, el Llanquihue. Uno que está en Talca también es bueno. O sea, Chile tiene volcanes pa’ regalarles a los otros países.

CONCIENCIA TRANQUILA
-¿Tu conciencia está limpia y tranquila?
-Está limpia y tranquila, limpia y tranquila. Porque yo no maté a nadie.
-Pero torturaste a muchas.
-¡No! Yo no torturé. Torturé, torturar es lo que dice la gente, torturar, eso es lo que te vuelvo a decir; eso es una fantasía creada por los organismos internacionales.
-¿Aplicar corriente?
-Yo creo que aplicar corriente no es tortura.
-Eso, ¿y no es tortura?
-¡No! Yo creo que no, porque entonces el noventa por ciento de los que están aquí en la Penitenciaría fue torturado. Porque a todos los maquiniaron(1).

Podrían citarse muchos trozos más. A quien le interesa el tema le recomendaría leer el libro. En este sentido parece difícil que las anunciadas memorias puedan ir más lejos. Sus confesiones causan horror y repulsión. Son, además, particularmente ilustrativas acerca del tipo de monstruos morales que generó la dictadura militar de Pinochet, al igual que otras dictaduras de “seguridad nacional” construidas de acuerdo con el modelo norteamericano. Ilustran acerca de la mentalidad burocrática de los torturadores integrantes de las fuerzas armadas que, recordemos, fueron muchísimos. Seguramente centenares. Ellos consideraban que al aplicar los tormentos más crueles a sus semejantes, por órdenes superiores, cumplían con su deber  en el marco de las instituciones a las que pertenecían. Formaban parte de un sistema institucional. 

Tal vez, tomando en cuenta que Romo se sentía traicionado y abandonado por quienes fueron sus superiores, las tan anunciadas memorias puedan contener información que contribuya a hacer luz en algunos de los numerosos casos de violaciones de los derechos humanos que investigan actualmente los tribunales.

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José Miguel Varas
Escritor y periodista


(1) Término que en la jerga represiva significaba torturar con corriente. (Nota de la autora)
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