La proporción entre hombres y mujeres es similar y la edad de inicio son los 30 años,
Alrededor de 100.000 personas en Madrid padecen algún tipo de trastorno bipolar
lunes 30 de julio de 2007, 13:38h
Alrededor de 100.000 personas en Madrid padecen algún tipo de trastorno bipolar, el trastorno sicótico más común, que se caracteriza por atravesar fases de depresión y de manía, de modo que el paciente pasa por estados de ánimo cambiantes entre dos polos opuestos. Con una prevalencia en torno al 1 y 2 por ciento la proporción entre hombres y mujeres es similar y la edad de inicio son los 30 años, aunque los primeros síntomas se pueden detectar en la adolescencia y tienden a repetirse por familias.
Sólo en un 10 por ciento aparece a los 50 años y en estos casos hay que sospechar la existencia de factores orgánicos. Se trata de una enfermedad crónica, recurrente, con presencia variable de fases según cada paciente y con riesgo de deterioro cognitivo y pérdida neuronal a lo largo de la enfermedad en relación con el número de fases maníacas. Por ello, la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM) manifiesta la necesidad de realizar un diagnóstico y un tratamiento adecuado lo antes posible. Sin embargo, éste suele retrasarse hasta los diez años de evolución de la enfermedad, a veces por dificultades intrínsecas.
Otro de los problemas y dificultades no sólo para confirmar el diagnóstico, sino para tratar a los pacientes, es la alta prevalencia de consumo de drogas en esta patología. Los estudios al respecto señalan cifras cercanas al 50 por ciento. De media, durante los 10 primeros años de manifestación de la enfermedad se suelen sufrir los cuatro episodios (manía, hipomanía, depresión y mixto). Es más frecuente que las mujeres empiecen con un episodio depresivo y los hombres con un episodio maníaco.
Según FEPSM, a pesar de ser el trastorno sicótico más común, la red socio sanitaria resulta insuficiente y debería incrementarse la coordinación entre recursos existentes; destinar recursos a una mayor formación de los profesionales de salud mental; contratar más profesional socio-sanitario, y desarrollar un servicio de atención domiciliaria que funcione de forma eficaz y coordinada con la red de recursos. En este sentido, los expertos apuntan que el paciente con un trastorno bipolar, necesita, como en otras patologías (diabetes, enfermedad coronaria, hipertensión, asma,) un "médico-especialista de cabecera" que conozca al paciente y establezca con él y su entorno próximo una relación terapéutica y preventiva, dotando poco a poco al paciente de armas para luchar y dominar la enfermedad que sufre.
El apoyo familiar, la psicoeducación para el trastorno bipolar y un cumplimiento estricto de las pautas farmacológicas permiten una evolución favorable de la enfermedad bipolar. Lo importante en muchos casos es detectar los síntomas iniciales de una posible descompensación y hacerle frente.