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La verdad es evidente para quien quiera verla

La verdad es evidente para quien quiera verla

miércoles 08 de agosto de 2007, 12:37h
Transitamos tiempos en los cuales lo que no se ve no existe, la imagen es la garante de la verdad, a ella nada se le discute.

En estos últimos días se encargaron de refrescar nuestra memoria desde el Chaco, de decirnos que todo sigue igual para aquellos que tienen signada su vida por el hambre, la miseria, la falta de oportunidades que les permitan recuperar sus derechos ahora perdidos.

Algunos piensan que esto es cultural, que son ellos los culpables de aquello que padecen, que están así porque quieren estarlo. Otros tratan de ignorarlos para evitarse el dolor de ver el sufrimiento ajeno.

Extrañamente sabemos de ellos cada vez que el país se prepara para elegir a quién o quiénes tendrán el honor de gobernarnos.

Los que están ejerciendo el poder intentan dar testimonio de un “hacer ocasional”, se muestran ocupados y preocupados por ellos, los llaman hermanos e intentan instalar la culpa en su antecesor o en la indiferencia del resto de los habitantes del país.
Esta vez optaron por hacer silencio y mirar para otro lado, no dar respuesta ni acusar recibo.

La oposición, se alimenta de ellos, los usa como rehenes, como testimonio de lo que no se hizo y debiera hacerse.

Esta vez desorientados por la reacción de sus contrincantes, los dejaron libres a su suerte y optaron, tal vez, por buscar otro tema “más espectacular” y así vencer en la contienda electoral.

Lo cierto es que allí están, resignados a su suerte, convencidos tal vez, de que es esa la única forma de vida posible.

Excluidos del sistema transitan una vida donde la palabra dignidad no existe, donde la esperanza es impensada, donde los derechos constitucionales de lo habitantes de este país no se ejercen.

La imagen desaparece, pero la realidad perdura  oculta bajo las sombras.

No siempre somos espectadores de la verdad. Algunas veces porque no se muestra y otras porque no queremos verla.

Lo cierto es que frente a la tarea de hacer un país serio, frágiles cimientos construiremos si no somos capaces de partir de un diagnóstico veraz, diagnóstico este que se elabora a partir de la verdad por dura o inconveniente que nos resulte.

En la construcción de  nuestro país, estamos todos involucrados, cada uno de nosotros debe aportar lo mejor de sí para lograr lo mejor para todos.

No debemos priorizar intereses personales por sobre el bien común, ni negar que cohabitamos este espacio al sur del continente americano,  con millones de personas a los que muchas veces en un discurso se les llama hermanos, pero en la realidad se los somete a la peor de las condenas, la ignorancia.

El pluralismo de ideas enriquece a quien es capaz de encontrar en el compartir una fuente de conocimientos, pero cuando sólo queremos escuchar nuestra voz estamos siendo víctimas de  la mediocridad.

Ahora bien cuando intentamos que sólo nuestra voz sea escuchada es porque sabemos que no tenemos razón y tememos a la verdad o porque la soberbia nos ha invadido a punto tal de hacernos creer que nada ni nadie está por encima de nosotros.

La negación es un síntoma de  necedad, la soberbia su sustento.
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