OPINIÓN/Víctor Gijón
La otra estrategia del PP
lunes 13 de agosto de 2007, 11:26h
Cada día que pasa está más claro el cambio de estrategia del PP. Al menos el PP que controla Iñigo de la Serna tienen otra cara. Es un cambio que va en la dirección de la lógica y que tiene un horizonte muy concreto y cortoplacista: las elecciones generales de marzo próximo.
El PP, al menos en el Ayuntamiento de Santander, ha admitido finalmente lo que estaba claro para todo el mundo menos para Ignacio Diego y la cúpula regional popular: que la confrontación política es con el PSOE y en ningún caso con el PRC.
El cambio de estrategia puede tener solo razones oportunistas, la citada cercanía de las elecciones a Cortes Generales, a las que no concurren los regionalistas, o responder a un análisis más en profundidad del panorama electoral regional. Puede ser, también, la combinación de ambos planteamientos o, por qué no, ser una táctica de De la Serna y los suyos para hacer más digerible la nueva política opositora. Se trataría de justificar el cambio por el hecho puntual de los comicios de marzo próximo, aunque en el fondo lo que se estaría intentando es reconducir el papel del PP en la política regional después del nuevo fracaso que supone pasar otros cuatro años fuera del Gobierno de Cantabria.
Y es que los resultados del pasado 27-M dejan meridianamente claro, por si acaso alguien todavía albergaba alguna duda, de que en nuestra Comunidad Autónoma no hay posibilidad alguna en el horizonte cercano de mayorías absolutas y que el bipartidismo imperfecto de PP y PSOE se ha convertido en un escenario tripartito, con tres partidos que cava vez acercan más sus posiciones. El escenario ideal para el PP, que le permitió mantenerse en el poder entre 1982 y 2003, pasaba por un PRC testimonial, tercera fuerza a distancia de populares y socialistas, obligado a actuar de bisagra. Que hoy el PRC sea la segunda fuerza política de Cantabria, la única que en mayo pasado creció en escaños y votos, trastoca los planes populares.
Si el PP mantuviera el enfrentamiento visceral, cuasi personal, con el PRC y especialmente con su líder, el actual presiente de Cantabria Miguel Ángel Revilla, sus posibilidades de volver a tocar poder pasaría por un pacto con el PSOE, algo que podemos calificar sin temor a equivocarnos de posibilidad de ciencia-ficción. Dejando de lado la obsesión por Revilla el PP tendrá al menos posibilidades de ofertar un pacto al PRC dentro de cuatro años. Pero ya pueden ir olvidándose de hacer a uno de los suyos presidente de Cantabria. La presidencia, aunque el PRC pierda escaños dentro de cuatro años, va a ser pieza que se cobre el partido llave y eso tiene que tenerlo claro tantos los socialistas como los populares.
Que el futuro del PP es negro como el carbón lo tienen claro sus actuales dirigentes, aunque la torpeza de su líder, Ignacio Diego, le lleve a plantear a los socialistas un reparto de papeles imposible, para dejar fuera al PRC. El presidente del PP soñaba con un escenario como el de los años noventa, con un PP gobernante en la región y un PSOE sacando tajada de estar en la oposición en Cantabria, mientras colocaba a sus lideres locales en Madrid. Eran otros tiempos. Y eran otros los dirigentes socialistas y populares, algo que algún ex dirigente del PSOE no parece haber entendido cuando anda haciendo gestiones para lograr trato de favor a un familiar con representación institucional que se ha quedado sin sueldo público.
El PP puede volver al Gobierno, no digo que lo haga pero la posibilidad existe siempre que logré pactar con el PRC. No tendrá la presidencia pero si consejeros, lo cual será recibido por la militancia popular como el premio gordo de la lotería tras ocho años de oposición. Pero para ello debe actuar durante los próximos cuatro años en la dirección contraria a lo que ha sido su oposición en la legislatura pasada. Pasarse cuatro años insultando y descalificando a los futuros posibles socios cierra cualquier posibilidad de acuerdo. El cambio se impone por tanto, pero no resultaría creíble si quienes lo lideran son los mismos que se han empecinado en el error durante cuatro años. Por eso Diego sobra y, muy probablemente, sea sustituido más pronto que tarde como dirigente del PP en Cantabria.
Sin prejuzgar si el sucesor será De la Serna o habrá un candidato de transición, lo que si resulta evidente es que desde el Ayuntamiento de Santander, también desde Torrelavega con Ildefonso Calderón, se está practicando una política distinta. Y no sólo en los gestos o el talante, como comentábamos la pasada semana. De la Serna preparó su reunión con el presidente Revilla lanzando mensajes de colaboración y entendimiento. Sus subordinados se encargaron de cortar el traje al PSOE, interpretando sesgadamente unas declaraciones de su portavoz, Jesús Cabezón, y denunciar un inexistente intento de boicotear la reunión alcalde-presidente. No hace falta acudir a las hemerotecas para recordar que no hace ni tres meses eran los socialistas quienes merecían elogios por parte del entonces alcalde Gonzalo Piñeiro, que no escatimó piropos dirigidos a la vicepresidenta, Lola Gorostiaga, por su capacidad negociadora, mientras que denunciaba el hostigamiento a Santander del que supuestamente era objeto por parte del PRC y del presidente del Gobierno.
¿Qué ha cambiado? En la política del Gobierno regional con respecto al Ayuntamiento de Santander poco o nada. Auque, eso sí, abiertas las urnas, no hay más remedio que aceptar que el PP tiene el respaldo mayoritario de los santanderinos y eso no se puede despachar con esloganes de campaña. En lo demás, ni la socialista Gorostiaga se ha vuelto menos dialogante, ni el regionalista Revilla se rinde ante los encantos del nuevo alcalde. El cambio de discurso, tanto en la forma como en el fondo, se ha producido en el Grupo Municipal del PP, que parece liberado definitivamente de los temores, inhibiciones, silencios y sumisiones de la etapa anterior, donde nadie tenía opinión ni criterio salvo el ‘jefe’.
¿Qué va a cambiar? De momento el discurso del PP será más incisivo, más crítico, contra el PSOE. Con el peligro, puesto de manifiesto esta semana, de ir más allá de la verdad y acusar a la principal organización de consumidores de Cantabria de bailarle el agua a los socialistas, dando a entender que era debido a que un concejal del PSOE, Juanjo Maestro, era a su vez presidente de Unión de Consumidores de Cantabria. Pero Maestro, con criterio lógico y ético, dimitió del citado cargo antes de tomar su acta de concejal. Algo que por ejemplo un concejal popular, presidente de una organización de discapacitados, todavía no ha hecho.
El PP municipal va a explotar al máximo el enfrentamiento con el PSOE y los mimso hará el PP regional en los temas de ámbito nacional hasta las elecciones de marzo próximo. Pero hará que estar atentos a si esa coincidencia de estrategias se mantiene tras las elecciones de marzo próximo y si, como todo parece indicar, el PSOE sigue en el Gobierno de España.