Equipos de rescate buscaban ayer más víctimas de un terremoto que sacudió hace dos días Perú y provocó la muerte de unas 500 personas, mientras que un sismo de magnitud preliminar 6,0 remeció nuevamente el país.
La costa central de Perú fue afectada el miércoles por un poderoso terremoto de magnitud 8,0, que provocó el derrumbe de miles de viviendas, principalmente de pobladores pobres, que fueron obligados a dormir en las calles.
Mientras el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) reportó 445 fallecidos, los bomberos informaron de que el terremoto dejó hasta ahora 510 muertos.
Testigos dijeron a la agencia Reuters que aún no había reporte de daños o heridos tras un nuevo sismo ayer de magnitud preliminar 6,0 y con epicentro a unos 145 kilómetros al sur de la capital, Lima, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, siglas en inglés).
El sismo, que fue percibido en Lima, causó pánico entre los pobladores de la provincia de Pisco, la zona más afectada por el terremoto en la región sureña de Ica, quienes hacían largas colas esperando recibir agua y alimentos.
“Estamos trabajando desde anoche. Antes de que llegáramos habían rescatado a una señora y un niño, pero estaban muertos, no creo que haya sobrevivientes”, dijo Paul Cana, de 30 años, un minero que forma parte de los equipos de rescate.
La ayuda internacional comenzó a fluir hacia Perú y ayer alcanzaba a un monto de $us 40 millones, pero el reparto es lento, lo que aumenta la impaciencia de los miles de personas que han perdido todo o han quedado heridas.
El Gobierno boliviano analiza el envío de más ayuda a Perú ante la gravedad de la catástrofe. El ministro de Defensa, Walker San Miguel, indicó que el presidente, Evo Morales, busca fuentes de cooperación tras el envío de 12 t de ayuda que se hizo el jueves.
Más de 36 horas después del sismo, una serie de réplicas causaron temor en los pueblos más afectados al sur de Lima, aunque el rescate el jueves de un hombre vivo desde los escombros de una iglesia dio esperanzas a los socorristas en Pisco.
El párroco de la iglesia de San Clemente en Pisco (Perú) fue rescatado con vida, dos días después del terremoto que asoló la costa peruana.
José Emilio Torres Mota presenta heridas en la cabeza y el brazo, pero podrá recuperarse.
El presidente peruano, Alan García, visitó ayer las zonas afectadas por el terremoto y presentó sus condolencias a las familias de las víctimas.
“Estamos haciendo el censo de casas destruidas para determinar cuánto se ha perdido en el carácter inmobiliario; la pérdida de vidas humanas es cercano a 500, pero económicamente todavía no me atrevo a hacer el cálculo”, dijo García.
Cinco cadáveres permanecían en la plaza de Pisco, donde cientos de personas se reúnen por ser el único lugar del pueblo de 120.000 habitantes con electricidad. El sismo cortó además las líneas telefónicas y tramos carreteros.
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