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Ayuda comienza a llegar a zonas rurales de Perú y retorna en parte la electricidad

El gobierno  decidió enviar otros 2.000 policías a las zonas más afectadas por el terremoto para brindar protección en las carreteras y a las afueras de las ciudades.

martes 21 de agosto de 2007, 02:39h
Otras localidades serranas a las que han viajado los helicópteros son Palto y San Juan de Yanac, hasta donde llegó personalmente el presidente de Perú, Alan García.
La ayuda humanitaria ha comenzado ha llegar hasta las comunidades rurales próximas a la costa central peruana devastada por el terremoto del pasado miércoles, que el lunes recuperó parcialmente la electricidad.

Cinco días después del gran seísmo que golpeó duramente a las ciudades Pisco, Chincha e Ica, los poblados andinos cercanos fueron visitados por helicópteros ante la imposibilidad de acceder por tierra, ya que la mayoría de las carreteras y vías menores han sido afectadas.

La crítica situación en las localidades del interior fue confirmada por el alcalde de la remota localidad de Moyapampa, Marcos Yáñez Mejía, quien llegó a Pisco después de tres días de viaje a pie y en camión para pedir auxilio.

Tras recorrer 180 kilómetros hasta Pisco, Yáñez consiguió que uno de los primeros helicópteros que partió con víveres fuese a su caserío, en el departamento de Huancavelica y a 2.400 metros de altitud.

El regidor relató que, tras una primera labor de desescombro, los pobladores de Moyapampa decidieron enviarlo en busca de ayuda, junto con dos vecinos, aunque tuvo "grandes dificultades para salir de la zona".

Tras pasar la noche en Chincha, hoy se dirigieron al aeropuerto de Pisco, donde consiguieron que un helicóptero MI-17 de la Policía viajara hasta su localidad con 800 kilos de material, principalmente mantas y alimentos.

Otras localidades serranas a las que han viajado los helicópteros son Palto y San Juan de Yanac, hasta donde llegó personalmente el presidente de Perú, Alan García.

Estos helicópteros pueden transportar sólo una tonelada de carga debido a la elevada altura en que se encuentran los pueblos a los que se dirigen, siempre sobre los 2.000 metros, explicó a Efe uno de los pilotos, el comandante Gabriel Orly.

Pisco, la ciudad más golpeada por el violento terremoto, de 8 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, pudo ver hoy como se restablecía, en parte, el suministro de electricidad, lo que ha permitido que las emisoras de radio vuelvan a transmitir su programación.

Esto, sumado a la regularización de los transportes y la distribución de ayuda, ha creado hoy una sensación de estabilidad después de cinco días de desasosiego e incertidumbre.

A pesar de que el centro de la ciudad es aún una zona devastada y prácticamente evacuada por la población, en las afueras se ha recuperado el alumbrado público y los habitantes disponen de agua repartida en cisternas y algunos víveres.

Entre Pisco a Ica, la carretera Panamericana se encuentra en buen estado y por ella discurre un intenso tráfico de camiones, la mayoría procedentes del sur de Perú e incluso de Bolivia, lo que da un aspecto de normalidad a la ruta.

A los lados de ese tramo de carretera, se ven campesinos que trabajan en plantaciones de pimiento, alcachofa y espárrago, productos de exportación de la zona.

Unas 700 hectáreas de espárragos, que suponen unos cuatro millones de dólares, se han perdido por el retraso en la recolección causado por el terremoto, aunque de momento no es una cifra muy grande, en relación con los 106 millones exportados el pasado año.

El gobierno también decidió enviar otros 2.000 policías a las zonas más afectadas por el terremoto para brindar protección en las carreteras y a las afueras de las ciudades.

Diversos testimonios recogidos por la prensa hablan del clima de inseguridad que se ha vivido ante la presencia de pandillas y delincuentes que lanzan falsas alertas de tsunami para ingresar a robar en las casas.

También se han producido asaltos a mano armada en las carreteras a los camiones con ayuda y a comercios de distinto tipo.

El presidente de Perú, Alan García, hizo también un llamamiento a la sociedad civil para que suministre más ayuda a los damnificados, al tiempo que descartó el riesgo de epidemias.

El pedido de García siguió a cinco jornadas de intensa solidaridad por parte de los limeños, quienes han protagonizado una multitudinaria movilización con el resultado de 1.500 toneladas de ayuda recolectadas en el Estadio Nacional.

Según las últimas cifras oficiales, el terremoto del pasado 15 de agosto dejó 503 muertos, 1.042 heridos y al menos 34.409 familias damnificadas.
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