Sí, ya sé que esto parece como unas coordenadas del juego de barcos, antecedente ciego del sudoku, por poner un símil a modo de comparanza. Pero, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y cebrianeados niños y niñas que me leéis, el triste lamento, el planto jeremiaco de Juan Luis Cebrián, consejero delegado del Grupo PRISA, aún se sigue propagando por la galaxia mediática.
Y no, no es una clave. Que lo de arriba quiere decir algo así como “Felipe González , cuatro –o sea, la Cuatro, una tele amiga--, ZetaPé, seis –o sea, La Sexta, otra tele y un mogollón multimedia, más amiga—“. Porque más o menos esos son los argumentos de fondo que yacen (espero que promiscuamente) en el discursito que se largó ayer Cebrián. Que la cosa iba, poco más o menos, de tirón de orejas a un Gobierno –ya sabéis, el paritario de ZetaPé—eso sí, envuelto en el celofán con lacitos del halago: “un Gobierno que retiró de inmediato las tropas de Iraq; ha mantenido crecimientos económicos del 4%; reducido la inflación respecto al diferencial europeo; creado millones de puestos de trabajo; obtenido superávits fiscales de miles de millones de euros; aplicado numerosas medidas sociales como las leyes de dependencia o de igualdad, y llevado a cabo una política antiterrorista sensible y congruente, tanto e la búsqueda de la paz como en la persecución del delito”. Claro que este mismo Gobierno –según Cebrián— se acerca a las elecciones sin que las encuestas pronostiquen una clara mayoría a su favor y sin que se haya movilizado –al menos visiblemente— el electorado de izquierdas, lado político en el que, por supuestísimo, el mandamás de PRISA tiene su corazoncito, aunque la cartera, como casi todo el mundo, la siga llevando a la derecha.
Total, que más escocido que el trasero de un mandril con hemorroides, el consejero delegado del Grupo PRISA, se despachaba ayer a gusto con “algunos brujos visitadores de La Moncloa”. O sea, pequeñines/as míos/as, que lo del ataque de cuernos está de claridad meridiana. A Juan Luis Cebrián le gustaría que ZetaPé, como años ha, cuando Felipe González, se le hiciera caso y se le pasaran todos los caprichos. Vamos, que ZetaPé le haga el mismo caso, sino más, que –dicen— les hace, partido amistoso de baloncesto va, cervecita monclovita viene, a Miguel Barroso, ex secretario de Estado de Comunicación y, ahora, director de la Casa de América, y a José Miguel Contreras, actual consejero delegado de La Sexta, aparte de accionista de Globomedia, sociedad que está a partir una Liga de Fútbol con Mediapro.
Porque no cabe la menor duda que lo que ayer puso sobre el tapete Cebrián es la cuenta de resultados. Ni más ni menos. Que el fuego amigo de hace dos o tres semanas empieza a ser, realmente, fuego hostil. Aquí se trata de andar a la rebatiña de los partidos televisados de pago, antes verdes y jugosos pastos en los que pacía en solitario Sogecable (ya sabéis, los de Canal +), pero que esta temporada registra la llegada –con hambre herbácea de siglos— de Mediapro.
Puestas así las cosas, ¿quién debe estar más preocupado? ¿Juan Luis Cebrián o José Luis Rodríguez Zapatero? Menudo dilema, ¿no?. ZetaPé, si el Grupo PRISA le pone la proa se arriesga a perder las elecciones. Aunque, para compensar, si PRISA y Cebrián caen en desgracia –aún más, por supuesto— en La Moncloa, los dividendos anuales se resienten. ¿Qué ocurrirá entonces? Pues algo tan sencillo como el mantenimiento del actual statu quo. Que ya deberíais saber, amadísimos/as de mi paterno corazón, que el miedo siempre guarda la viña. La de ambos, claro.
Si (
No(
