OPINIÓN/Víctor Gijón
martes 09 de octubre de 2007, 08:59h
Entre lo pequeño y la inmensidad están los términos medios. Es algo que resulta evidente para todos menos para el PP. Pongamos ejemplos. Ayer, en Cantabria, el pleno del Parlamento era utilizado por los populares para descalificar al Gobierno por no construir una bolera y hacer una rampa para un discapacitado en un colegio.
Al mismo tiempo, Ángel Acebes, ese ex ministro de Interior que mintió al país sobre el atentado terrorista más sangriento de nuestra historia, el del 11-M, que acusaba al presidente del Gobierno de España de retrotraernos a la Guerra Civil.
La distancia entre una y otra acusación dobla la distancia que nos separa de Marte. Pero no importa, para el PP la coherencia no se mide por la incoherencia de las críticas, sino por la coincidencia en su efectos electorales. La construcción paralizada por disputas con la propiedad del terreno de una bolera en Corrales y el problema puntual de un alumno discapacitado, actualmente en vías de solución, se presentan no como lo que son, asuntos cuasi burocráticos, sino como paradigmas del mal gobierno, en este caso de la coalición PRC-PSOE.
Lo de Acebes y la Guerra Civil es la guinda de ese pastel putrefacto que el PP viene elaborando mezclando banderas, himnos y Españas rotas o por romper. Si algo recuerda la guerra civil es el intento de la derecha por utilizar los símbolos de todos para dividir a los españoles en buenos y malos, dependiendo de si están con ellos o no. La unidad de la patria y la bandera, además de la defensa de la religión, que, ¡oh casualidad!, también ahora dicen que esta amenazada, fueron la coartada de los militares sublevados contra la República.
Pero no nos pongamos trágicos porque Acebes haga su infinitésima afirmación mentirosa y neogolpista. El secretario general de los populares sabe que por mucho que se empeñe Rajoy en aparecer como moderado, que no lo es, el único voto seguro con el que cuentan es el que se mueve al son de las soflamas incendiarias de la COPE, El Mundo y La Razón. Y no hay ninguna razón para molestar a los fieles por pescar unos votos en el caladero del centro.
Claro que así las cosas, y salvo que a los socialistas se le vayan a la abstención al menos dos millones de los votantes que tuvo el 14-.M, las posibilidades del PP de volver al Gobierno son tantas como que los marcianos nos hagan una visita por Navidad.
Si (
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