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¿La paz llegará sin avisar como la oleada revolucionaria?

Las primaveras árabes aparecen en el conflicto de Israel y Palestina

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sábado 14 de enero de 2012, 12:40h
Las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos llevaban 15 meses congeladas desde que Mahmud Abbas las suspendiese como protesta a la expansión de los asentamientos judíos en Cisjordania. Sin embargo, este sábado tendrá lugar en Amán el tercer encuentro en lo que va de año entre ambos bandos y la próxima semana el rey jordano Abdalá visitará EEUU para revisar con Obama los últimos acontecimientos. ¿Algo está cambiando? Parece que las primaveras árabes han hecho su aparición en escena.

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El clima previo al tercer encuentro en Jordania no es muy optimista. "Las palabras que escuchamos en la residencia de Netanyahu (en 2010) son las mismas palabras que está repitiendo ahora, nada nuevo", indicó Abbas a la prensa este viernes; pero el gobierno israelí sí podría estar barajando al menos paralizar los asentamientos judíos o la promoción de nuevas iniciativas de la ONU, tal y como pudo escuchar Diariocrítico del propio ex ministro de Defensa Amir Peretz esta semana. Lo que está claro es que en estos 15 meses de receso, la situación política del mundo árabe sí ha cambiado radicalmente y esto es algo que podría influir en la región.

Son tiempos de cambio. Ya no se puede precisar si la paz israelo-palestina se hará o no por tramos de treguas; si se tocarán o no las fronteras del 67; si requerirá o no una solución previa de las disputas entre Hamás y Al Fatah;  si se llegará o no al reconocimiento mutuo de 2 Estados... Pero hay algo claro, Israel deberá adaptarse a la nueva situación geoestratégica surgida de las primaveras árabes.  Todos estos aspectos del conflicto podrían resumirse en uno, la incertidumbre. 

Esta es una de las principales conclusiones que se pudo extraer del intenso debate en el que participaron un centenar de representantes israelíes y palestinos -ex mandatarios como el ex ministro de Defensa de Israel Amir Peretz, el ex ministro de Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina Ziad Abu Amr o los ex ministros de Exteriores Bernard Kouchner y Miguel Ángel Moratinos, entre otros muchos- que tuvo lugar en Madrid esta semana en el seminario 'La primavera árabe e Israel' organizado por Casa Mediterráneo, con la colaboración del Foro Internacional para la Paz, la Embajada de Francia, el Institut Français y Google.

Voces muy distantes consiguieron al menos entenderse, escucharse y compartir la necesidad de que hay que intentar negociar el final del conflicto por muy difícil que sea el camino. Como manifestó a Diariocrítico el director del Foro Internacional para la Paz, Ofer Bronchtein: "No hay una alternativa, la alternativa a la paz es la guerra. ¿Quién quiere la guerra?".

No obstante, también hubo su ración de crudo realismo. "Si no eres presidente, no decides nada e incluso si lo eres, siempre tienes un presidente más importante que tú", ironizaba el ex ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, que ha participado en incontables intentos de procesos de paz hasta perder casi por completo la esperanza tras el último intento negociador de 2010 en el que la comunidad internacional, salvo Francia y España, tiró la toalla por no conseguir convencer a los americanos de que se sumaran a un documento europeo. "He visto las perspectivas de la paz reducirse, reducirse, reducirse hasta casi desaparecer, y las de de la creación de un Estado palestino, reducirse, reducirse, reducirse...". "Ya no creo", remachaba Kourchner para terminar con un: "Espero que cambie".

En el otro lado de la balanza, su homólogo y amigo, Miguel Ángel Moratinos, intentó aclarar el negro panorama esbozado por Kouchner: "Nos reunimos,  nos encontramos, como decía Bernard, nos entendemos, pero, al final, esa falta de voluntad política final es la que nos impide alcanzar la paz". "Podemos salir de aquí todos muy pesimistas, pero la intención es utilizar el debate y la oportunidad de este nuevo paradigma, de esta nueva revolución de este nuevo momento político que es la primavera árabe y decir al mundo árabe y a nuestros amigos israelíes que como en toda crisis hay oportunidad, como en todo nuevo momento se abre una nueva dinámica".  Y apuntó también que no se pueden cerrar los ojos ante la nueva realidad: "La llegada del Islam político, para algunos europeos y occidentales e incluso para Israel supone un elemento de preocupación. Yo creo que debemos superar ese elemento de preocupación y constatar que ya es una realidad. Tenemos que actuar con las nuevas élites políticas de la región, ya no se podrá decir que el único país democrático de la región es Israel sino que ya todos son democráticos con una representación política del Islam". Ha llegado el momento de "reconocerse mutuamente", concluía Moratinos.



Influencia de las primaveras

Israel deberá adaptarse a la nueva situación geoestratégica, pero más allá del cambio de líderes en su vecindario más cercano, no está claro hasta qué punto las primaveras árabes afectarán al proceso de paz. 

Su socio egipcio Mubarak ha caído y su vecino sirio está a punto de hacerlo, según las impresiones de la mayoría de los ponentes. "Para Israel, la primavera árabe equivale a un terremoto regional", confirmaba Peretz. "Han sido [las primaveras árabes] una sorpresa para los servicios secretos de todo el mundo", pero "Israel no debería inmiscuirse en ese nuevo orden que se está gestando", manifestaba el ex ministro. 

Y viceversa. Son muchos los que manifestaron que el problema israelo-palestino no está presente en los países que han hecho su revolución. La primavera árabe tiene y ha tenido otras prioridades como son: acabar con regímenes corruptos dictatoriales, recuperar la dignidad, la voz del pueblo y mejorar la calidad de vida, pero no la creación de un Estado palestino... Si bien no hubo un rotundo consenso, en general los intervinientes admitieron que partiendo de que son dos acontecimientos distintos (la primavera árabe y el conflicto israelo-palestino), a largo plazo los nuevos gobiernos islámicos tomarán partido en la causa como algo intrínseco al mundo árabe, pero como consecuencia de los cambios de liderazgo, no como un objetivo de las revoluciones árabes.

Incluso en Israel el conflicto podría haber pasado a un segundo plano para la opinión pública. "Las prioridades han cambiado", según las palabras de Daniel Ben Simon, miembro del Congreso de Israel. Ahora es el momento de que "los judíos hagan autoterapia" y por eso se debate sobre otros temas: la calidad de vida, sobre si las mujeres deben seguir sentadas en la parte de atrás del autobús, cuál debe ser el papel de la religión en el Estado... "Los israelíes se están examinando ahora a sí mismos". "El problema palestino es la base de todos los problemas en Oriente Próximo, pero hay que ser pacientes. Ahora hay un problema judío", concluía Ben Simon.

Eso sí, Peretz anunció que Israel, según se desprendía de sus conversaciones con Netanyahu, estaría considerando la posibilidad de "congelar los asentamientos y fomentar una mayor coalición para evitar una amenaza de guerra y apaciguar a los palestinos con iniciativas de la ONU". Tal vez, un primer paso para volver a negociar. "En cuanto a la paz, líderes de uno y otro lado debemos estar dispuestos a pagar el precio que haga falta", concluyó Peretz.

En el otro lado, Ziad Abu Amr, ex ministro de Asuntos Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina sí reclamó cierta urgencia a los israelíes para sentarse a negociar sin que esperen a que se reconcilien las dos facciones, Al Fatah y Hamás: "Parece un tipo de chantaje que se hace contra los palestinos". Las dos partes saben dónde están sus límites y por ello, el ex ministro propuso una etapa transitoria de entre 1 y 3 años que adopte las líneas generales para caminar hacia la solución final. "No se puede pensar de golpe en un Estado palestino, hay que empezar con cosas pequeñas, desde el terreno, desde la zona"...

La juventud israelí, también presente en el seminario abogó reiteradamente por la paz e instó a buscar soluciones del siglo XXI. 

Se escucharon propuestas de todo tipo, desde crear un movimiento en Facebook o Google para movilizar a la opinión pública interna en apoyo de la paz en Oriente Medio, hasta la de alejar a los políticos y agentes internacionales -"Si no pueden ayudarnos, déjennos en paz", reclamaba una mujer de mediana edad que había perdido varios familiares en el conflicto y que arrancó los aplausos de la sala al recordar a las víctimas-, o la liberación de todos los presos palestinos. "¿Qué sentido tiene que los retengamos como moneda de cambio?", se preguntaba un joven representante de la universidad israelí. "Liberémoslos para demostrar que Israel está dispuesto a hacer concesiones".

Europa en los tiempos de cambio

Son tiempos de cambio y parece asumido que se necesitan cambios de estrategia para abordar la nueva realidad del Mediterráneo.

Más de un año después de que se inmolara el joven tunecino Mohamed Bouazizi dando comienzo a las revueltas árabes y cumpliéndose, precisamente este sábado, el primer aniversario de la huída de Ben Alí, las transiciones árabes aún están germinando y esto es algo que nos compromete a todos, tal y como recordaban el propio Moratinos o Jordi Pedret, hasta ahora portavoz de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, con los que pudo conversar Diariocrítico

Hay instrumentos válidos en la Política Europea de Vecindad, pero sí "habría que cambiar la actitud y la voluntad política", según Moratinos. "Lo que Europa no puede estar es ausente. Europa no ha dedicado ni el tiempo, ni la capacidad para enfrentarse y acompañar los procesos de cambio que se están viviendo en el norte de África", criticaba el ex ministro. En la misma línea Pedret exigía un papel más activo por parte de la Unión Europea con todos los países y pueblos del Mediterráneo: "No se trata de que el Mediterráneo necesite a Europa, sino de que Europa necesita desesperadamente una buena vecindad con el Mediterráneo, nos necesitamos mutuamente".

Hasta qué punto se influirán mutuamente las primaveras árabes, la Unión Europea y el conflicto entre Israel y Palestina es algo que está por ver. Pero parece que se ha abierto un camino y hay que confiar en que se cumplan las palabras de Juan José Escobar Stemmann, embajador en Misión Especial para Asuntos del Mediterráneo: "El cambio a sistemas más inclusivos no tiene vuelta atrás".

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