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No a las mentiras: Una Correa no puede ceñir el Universo

No a las mentiras: Una Correa no puede ceñir el Universo

viernes 17 de febrero de 2012, 16:16h

Einstein nos enseñó que el universo es una elipse en constante expansión y que nada en él, ni tan siquiera el pensamiento, puede alcanzar una velocidad mayor que la de la luz.

Muchos han sido los ignorantes a lo largo de la historia de la humanidad que han implantado violentamente sus visiones aldeanas del mundo aduciendo a gritos tener razón, como si la razón fuera algo tangible o mensurable o simplemente visible; como si la razón se gritara cuando siempre fue un susurro poderoso.

Sócrates fue condenado a suicidarse por enseñar el librepensamiento en la Grecia antigua. A Miguel Servet lo quemaron por explicar el riego sanguíneo y Galileo fue torturado porque fue capaz de intuir que no era la tierra el centro del sistema solar. A Sade lo encarcelaron por contar en una de las mejores prosas en francés las ensoñaciones del sexo y a Quevedolo encerraron en un calabozo por mostrar su desacuerdo con Felipe IV y sobre todo con su valido el de Olivares.

En la URSS Aleksandr Solzhenitsyn fue condenado a trabajos forzados en Lubyanka por criticar el stalinismo y Reynaldo Arenas, poeta peligrosísimo, fue tortrado en las cárceles de Cuba donde otros muchos soñadores perdieron las musas para siempre. 

Franco encarceló a Miguel Hernández y allá escribió la más triste nana con sabor a cebolla antes de morir encarcelado, de tifus y a los 31 años solo por haber escrito El hombre acecha y Pinochet mandó asdesinar de 44 balazos a un triste poeta que intuyó la libertad en una calle con olor a lluvia. El miedo llevó al autor de El Lazarillo a no darse a conocer no fuera que lo prendieran y Oscar Wilde sufrió la más cruel de las cárceles -la del alma- en una torre sin iluminación en la que fue capaz de regalarnos su bellísima De profundis clamavit.

Nuestra historia, la historia de quienes amamos el pensamiento y la palabra, está plagada de reyezuelos que el polvo del tiempo borró y enterró para que lo que silenciaron renaciera con un fulgor perenne, igual que ahora. Hoy la noche oscura del ignorante se cierne sobre el alma y se envalentona y engalla como el matón del barrio que ganó una pelea creyendo que ganaba la guerra, torpe ingenuo. 

Es un intento tan vano como fatuo y tan inútil como intentar ceñir el universo con una correa: es un imposible por más larga que parezca la cincha y más fuertes que semejen los herrajes.No ocurrirá, compañeros, porque no estáis solos, porque la palabra es la razón y la fuerza y porque 40 fueron también las monedas que llevaron a Judas a la horca, excelso correlato del destino que acabará por alcanzar, ineluctable, a quien cada día confunde más los objetivos con las fobias, la nación con el predio, la ley con la fuerza y la gobernanza con la megalomanía.

El hombre correoso, opaco maniobrero, nigromante sin ideas y obediente mandadero de quien hoy tiene el oro negro latinoamericano, anda malvendiendo un pueblo y enfangando a los pocos jueces honorables que aún quedan por allá. Qué triste ver hoy a un periodista, Carlos Pérez acogiéndose a sagrado en una embajada y huyendo del país al que sirve con honor y palabras. Qué triste ser testigo en estos tiempos de prodigios científicos, sociales, culturales, económicos y políticos del espectáculo atroz del gobernante cargado de odio que ve en el vengativo Ahmadineyad a un igual y solo encuentra enemigos entre quienes buscan refrenar honorablemente -¡pero en vano!- sus impulsos locos de loco impulsivo.

Hoy parece un día triste porque la correa cinchó el Universo, acallándolo. Pero es solo un efecto óptico momentáneo, una imposible distorsión tan falaz como la que provoca el nombre del infame abogado que ha perpetrado la mordaza:Gutemberg Vera.

Periodistas, escritores, escribidores, lectores, estudiantes, idealistas y ciudadanos honorables, haced circular la noticia infame: el presidente de Ecuador, Rafael Correa, busca cerrar el periódico El Universo y dar un hachazo letal a la libertad de prensa. No lo aceptes impasible. Cuéntalo, díselo a todos, que corra la voz por el orbe, que cierre internet si se atreve y que cuando llegue el momento no le voten ni las cucarachas a las que ahora alimenta.

P.S. Querida Nila Velázquez, directora en funciones del diario El Universo de Ecuador: cuenta conmigo, con mis palabras y mi escaso valor. Aquí me tienes, pertrechado con mi pluma, armado con mi diccionario y dispuesto para la batalla. A tus órdenes, generala Nila.

 

 

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