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2/3 y autonomía

2/3 y autonomía

martes 19 de diciembre de 2006, 07:10h
Recientemente, en “la región más rica de Bolivia” –cliché que deben haber visto u oído por fuera-, o sea la región desde donde escribo, Santa Cruz, se realizó un Cabildo que logró reunir de manera pacífica a 1 millón de persona y conjuntamente en otros 4 departamentos de Bolivia – Cochabamba, Beni, Pando y Tarija – se organizó una serie de movilizaciones democráticas y pacíficas que han marcado un antes y un después en el cambiante escenario político del país. Sumando todas las movilizaciones, se llega a la conclusión de que ha sido la mayor movilización humana de la historia de Bolivia: alrededor de 1 millón y medio de ciudadanos. Todo esto entorno a 2 claros pedidos: 2/3 para la Asamblea Constituyente y Autonomía.

Los 2/3 para la Asamblea Constituyente significan que las decisiones que se tomen en el seno de la Asamblea sean aprobadas por 170 constituyentes, sea cual fuere la fuerza a la que represente. 

Esta bandera inicialmente fue levantada por los partidos opositores al gobierno, UN y PODEMOS, pidiendo que se respete la ley de convocatoria a la Asamblea que claramente estipula que sea por esa cantidad de votos (o más) que se realice las decisiones, pero el gobierno decidió hacer oídos sordos a este pedido y realizó un planteo ilegal, intentando obligar que sea por mayoría “absoluta” -128 constituyentes – que se redacte toda la constitución, para que cuando esté todo el texto redactado, sea por 2/3 que se vote a favor o en contra del mismo.

Esto provocó que poco a poco, gente de toda índole empiece a realizar huelgas de hambre. Los huelguistas de hambre llegaron a casi 2000, entre ellos 2 prefectos departamentales, presidentes de comités cívicos, diputados, senadores, alcaldes, empresarios, ciudadanos y gente por demás de significativa para la vida del país, pero el gobierno siguió haciendo oídos sordos. Y la cosa se empezó a descontrolar, de un lado y de otro. Pedidos de Independencia se empezaron a escuchar en mi región y grupos cercanos al MAS empezaron a cometer actos de vandalismo al mejor estilo fascista, intentando amedrentar a los huelguistas, sin contar que los medios estatales empezaron a realizar una persecución mediática de tipo goebbeliana a los actores que más movilización realizaban con su participación.

El pedido de los 2/3 que logró unir – más por espanto que por amor, como diría Borges - a más de la mitad del país y que hizo que inclusive algunos sectores del MAS se alejen del partido de gobierno, sumado al pedido de Autonomías Departamentales - que a última hora se logró colar a las movilizaciones como un elemento de cohesión - desembocó luego en estas movilizaciones humanas.

De estas movilizaciones ha nacido la Junta Autonómica Democrática de Bolivia, que reúne a los departamentos de Tarija –región donde se encuentra más del 80 % de las riquezas hidrocarburíferas del país-, Beni, Pando y Santa Cruz. Los mismos ya se encuentran en la carrera por redactar un estatuto autonómico para ponerlo a consideración de la Asamblea Constituyente.

Cabe resaltar, a la vez, que los prefectos de estas 4 regiones, en los respectivos cabildos de cada una de ellas, recibieron el mandato ciudadano de hacer cumplir “a toda costa” el referéndum de carácter departamental por la autonomía del 2 de julio del presente año, que ganó de manera contundente en las mismas pero que el gobierno intentó desconocer al presentarse los resultados, argumentando que el referéndum era de carácter nacional y no departamental. La contradicción se ha vuelto una costumbre gubernamental.

Ha sorprendido la respuesta del Presidente Evo Morales, felicitando las movilizaciones e invitando al dialogo. Aún está en sus manos el poder encausar a buen puerto su accidentada gestión en lo que a temas políticos respecta. 

Hoy que cumple 1 año de haber sido elegido en las urnas como el primer presidente indígena de la república de Bolivia, como el primer presidente que desde la restitución de la democracia gana por más de 50 % de los votos, como el presidente del cambio, esperamos que aquellos vicios de la vieja política que tanto criticó, logre quitárselos de encima. 

Y que, tal como se lo exhorta de manera ciudadana Juan Claudio Lechín –aquel al que permitió difamar desde los medios estatales-, logre romper esa eterna repetición de la historia de Bolivia: la exclusión y desconocimiento del otro, convertido en oponente o, peor aún, en enemigo. Señor, Presidente, aún puede. Tiene los medios. Aún está a tiempo.

Sebastian Molina (Bolivia)
Tiene 21 años y vive en Santa Cruz. Dirige www.mundoalreves.com: radio, televisión e internet.
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