A ganar tiempo tocan

Siempre he sentido aprensión profesional hacia las temporadas vacacionales en las que, teóricamente, nada va a ocurrir digno de mención informativa. Desde los tiempos de Franco, en los que tantas decisiones polémicas se tomaban coincidiendo con el mes de julio hasta aquel Sábado Santo 'rojo' en el que Adolfo Suárez legalizó por sorpresa el Partido Comunista, pasando por algunos intentos que recuerdo del que fuera ministro de Industria Miguel Sebastián,tratando de introducir las TDT de pago un viernes 23 de agosto, tras haber fracasado para hacerlo un Miércoles Santo, estos periodos han sido abundantemente utilizados. No digo yo que siempre haya sido por motivos 'non sanctos', pero sí diré que, indefectiblemente, las decisiones en 'temporada baja' informativa tienen que ver con esa tradicional falta de transparencia con la que, por decir lo menos, se ha gobernado desde tiempos inmemoriales a los españoles.

Tiendo a pensar que, pese a los rumores que vienen circulando estos días, en los que parece que el frenesí informativo decrece, esta semana básicamente vacacional que entra va a ser empleada por quienes nos representan para ganar algo de tiempo. Todos saben/sabemos que hay decisiones de enorme calado pendientes sobre nuestras cabezas, pero la lentitud flemática con la que quien puede adoptarlas toma --o no toma, más bien-- determinadas resoluciones todo lo va demorando.Ahora toca decir, y le toca al omnipresente Guindos decirlo, que los tiempos de vacas flacas pueden concluir antes de lo pensado, que tal vez este mismo 2013 que concluye su tercer mes de andar errático suponga el inicio de la recuperación. De una recuperación añado yo,que nunca supondrá estar como estábamos en los viejos buenos tiempos, aquellos en los que la miopía de Zapatero anunciaba el pleno empleo para siempre y para envidia de los vecinos franceses, italianos y para pasmo del mundo mundial.

Pero un Gobierno no puede vivir de esperanzas y de repetir que los anteriores todo lo hicieron mal, mientras que los actuales, apoyados en su mayoría absoluta, todo lo hacen bien, porque ni una cosa ni otra son del todo ciertas. Ni puede vivir del respiro que dan los tiempos vacacionales como los que ahora comenzamos, apoyados en sólidos silencios, sustentados en periódicas desapariciones de escena. Ignoro, desde luego, si esta va a ser una semana, para variar, en la que el hombre que a sí mismo se proclama previsible --al menos,lo intenta-- nos aporte alguna sorpresa válida --de las otras tenemos ya mucho--. Por si acaso, amable lector, y vista la antes denunciada falta de debate previo a cualquier medida trascendental, le sugiero que durmamos con un ojo abierto, no vaya a ser que la tónica, esta vez, no sea simplemente la de ganar tiempo para seguir haciendo nada: soy de los optimistas que todavía creen que en algún momento se producirá el milagro y empezarán a desbloquearse algunas cosas, bastantes cosas. O no...que diría Mariano Rajoy.

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