Como en una obra de teatro, salió como pudo, pero la función salió adelante y bien. Todo el mundo terminó este jueves contento de la primera Junta de Gobierno en la nueva sede del Ayuntamiento de Madrid en el Palacio de Correos.
Llegó la primera rueda de prensa del alcalde en el nuevo Consistorio. La sala estaba ya preparada para la labor de los (numerosísimos para este tipo de convocatorias) periodistas que en ella se encontraban. Todo parecía atado y bien atado. O, por lo menos, en teoría. Algún que otro percance lastró la intervención del primer edil, que se tomó con humor las inclemencias de la tecnología en el día de su "estreno".
En plena ronda de preguntas, cuando le preguntaban sobre algunas críticas de la oposición a su Gobierno, se fue la luz. "No es que no quiera responder a la pregunta, se ha ido la luz de verdad", explicaba. Cuando regresó, las televisiones destinadas a que viesen los periodistas del fondo comenzaron sintonizando cadenas cercanas ideológicamente a su oposición política.

Todo fortuito, todo con humor. Con bastante cercanía (lo que se le agradece de vez en cuando) y saber estar, Gallardón aguardó los dos minutos de penumbra en su sitio con bastante camaradería.
"Esto sólo volverá a pasar las 52 próximas veces", agregó el alcalde. Al final fue preguntado al respecto de las declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, donde ésta afirmaba que es la "lideresa nacional" del PP. Así, fue preguntado si él es el "lidereso". Gallardón señaló: "¿De verdad dijo eso?". Y se acabó la Junta. No hubo palabras sobre el "palabro" aplicado a su persona.
Posteriormente, se acercó a los periodistas a pedirles disculpas sobre los fallos técnicos y puntualizaba algunos aspectos de la instalación que se podían arreglar. Es el momento, está de mudanza. Indicó que los focos de la sala provocan mucho calor y que podría cambiarse el fondo de madera de la sala. Al salir, el propio alcalde estaba un poco desorientado y no sabía bien por dónde irse. Finalmente, lo hizo por el lugar correcto. La historia, y la función terminaron cómo tenían que terminar. Hasta eso le salió bien.