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El temor de Rajoy

El temor de Rajoy

lunes 07 de julio de 2014, 16:18h
No es de extrañar el temor del presidente Rajoy respecto a la posición que pueda tener el futuro líder del PSOE con respecto a Cataluña. El presidente ha dejado dicho que espera que sea quién sea quien se convierta en secretario general del PSOE mantenga la línea de acuerdos que hasta ahora han mantenido PP y PSOE.

Y es que resulta inquietante la ambigüedad de los tres candidatos respecto al órdago lanzado por el independentismo catalán, olvidándose los tres cuando prometen reformar la Constitución que para llevar a cabo cualquier reforma del texto constitucional se necesita el consenso de al menos las dos grandes fuerzas políticas. Por tanto sin el PP el PSOE no puede reformar la Carta Magna. Pero además cabe preguntarse si en el hipotético caso de que llegaran a estar de acuerdo socialistas y populares se puede hacer una reforma que no tenga detrás un consenso al menos tan amplio como el de la Constitución del 78 y sobre todo que cuente con la participación de los partidos nacionalistas y el compromiso de estos de respetar y acatar dicha reforma.

De manera que los tres candidatos socialistas, sea cual se el elegido, no deberían de prometer una piel de oso que aún no han cazado cuando afirman con gran desparpajo que hay que convertir España en un Estado federal, o contraviniendo lo dictaminado por el Tribunal Constitucional señalan a Cataluña como nación.

En realidad en lo que se refiere a Cataluña el discurso de los tres candidatos, con algún matiz, va en la misma línea. Es decir intentan apaciguar el tigre del independentismo echándole carnaza, es decir acercándose a sus posiciones como si esto bastara para resolver el problema. Pero la realidad es que los independentistas hasta ahora no han dicho, sino todo lo contrario, que estén dispuestos a conformarse con un Estado federal y por tanto cualquier paso que se dé en esa dirección no tiene sentido si no es con su concurso. De manera que antes de que nadie nos embarque al resto de los ciudadanos en un cambio en el modelo de Estado se debería de estar muy seguro de las ventajas y no dar por hecho nada, o sea no dar por hecho que los independentistas catalanes van a renunciar a la independencia.

Me sorprende que los dirigentes socialistas, incluidos los tres candidatos, aún no hayan comprendido que lo que está llevando a la irrelevancia al PSC no es otra cosa que su afán de jugar un partido que no les corresponde como compañeros de viaje de los independentistas. Es absurdo competir en el terreno del soberanismo o del independentismo defendiendo posiciones que nada tienen que ver con el socialismo, recordemos que el socialismo es internacionalista no nacionalista. Los votantes soberanistas o independentistas a la hora de votar darán su voto a los partidos declaradamente independentistas y no a quienes juegan ser comprensivos con el independentismo.

El futuro líder del PSOE, sea quién sea, debería de tener claro el modelo de Estado antes de iniciar aventuras que no se sabe como pueden acabar amen de crear inquietud entre el resto de los votantes de otras Comunidades.

Creo que los dirigentes del PSOE no terminan de comprender que si han ido perdiendo la confianza de los ciudadanos es porque han apostado por políticas económicas propias de la derecha y por su ambigüedad y debilidad respecto a la idea de España.

En cualquier caso ninguno de los tres candidatos está en disposición de prometer algo que no pueden hacer en solitario que es modificar la Constitución, por más que repitan como si de un mantra se tratase que el problema territorial pasa por el Estado Federal. La realidad es que el Estado federal no es asimétrico, sino que supone café en tazas iguales para todos, algo que vienen rechazando los partidos nacionalistas. De manera que los candidatos a secretario general del PSOE no deberían de insistir en que la solución al problema independentista pasa por el Estado Federal porque eso solo sería así, repito, si CiU y PNV, estuvieran de acuerdo.

Lo peor que le puede pasar al PSOE es que sus dirigentes, sobre todo el que sea elegido secretario general, continúen nadando entre dos aguas porque eso lo único que hace es fomentar la desconfianza de los ciudadanos en la capacidad de los socialistas para continuar siendo un partido vertebrador de España.
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