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El PP quiere un ‘nuevo consenso’ sobre “las cosas que no se tocan” en España

Rajoy promete que otros siete millones de personas dejarán de pagar IRPF si gana el PP

Rajoy promete que otros siete millones de personas dejarán de pagar IRPF si gana el PP

·Promoverá una declaración institucional contra cualquier negociación con ETA

domingo 18 de noviembre de 2007, 11:47h
Es la oferta estrella de Mariano Rajoy para las elecciones de marzo de 2008: una profunda reforma fiscal con el objetivo de liberar a más de siete millones de personas dejen de pagar el IRPF en España. Pero, ¿cuánto nos costará la medida? La promesa la ha formulado en la clausura de la Conferencia Política del PP, en la que tamibén ha dicho que “lo primero que haré en cuanto gane las elecciones generales será llamar al principal partido de la oposición y tratar de establecer un nuevo consenso” sobre las cosas que “no se tocan” en España.

“Si los españoles quieren, haremos la reforma fiscal más importante de la democracia para ayudar a todos los que lo están pasando mal”: que los que ganen menos de 16.000 euros al año no paguen el impuesto sobre la renta. Una medida destinada a los mileuristas y a los pensionistas; es decir, una medida que afecta a más de siete millones de españoles. Además, van a establecer una rebaja adicional en los impuestos a todas las mujeres que estén trabajando fuera de casa: “Queremos animar a las mujeres para que se incorporen al trabajo y no lo abandonen”. Ha sido la ‘oferta estrella’ de Mariano Rajoy en una espectacular ‘fiesta’ de punto y final de la Conferencia Política que durante los últimos tres días ha reunido en Madrid a los ‘más granado’ –y diverso- del Partido Popular.

En su macroacto de lanzamiento para las elecciones de marzo de 2008 en el Pabellón Arenas de la Casa de Campo de Madrid, Mariano Rajoy no explicito a qué partidas presupuestarias afecta, ni el coste total de esa reforma, aunque sus asesores –los números estaban en poder de Juan Costa- dijeron que los datos se pasarían posteriormente por e-mail y que la propuesta era ‘factible’. Lo cierto es que la reforma planteada por Rajoy es multimillonaria, sobre todo si tenemos en cuenta que hasta ahora los exentos de la declaración de la Renta pagan, sin embargo, el IRPF mensual, lo que no hacen es la declaración de la Renta anual. Pero lo que Rajoy propone va muchísimo más lejos: que no se pague ni siquiera el IRPF mensual, esa cantidad que Hacienda descuenta a todos los trabajadores. Vamos, ni un duro a Hacienda -para entendernos- para aquellos que ganen menos de 16.000 euros brutos al año.

Con estas medidas, según Rajoy, “la mayoría de los trabajadores y de los pensionistas se van a encontrar con unos ingresos extras que ahora se quedan en la ventanilla de Hacienda”. Grandes aplausos, claro de su público entregado en la Casa de Campo de Madrid: “Nosotros queremos que esos ingresos que ahora se quedan en Hacienda que los guarden en el bolsillo para atender a las subidas de precios, de las hipotecas y a la pérdida de poder adquisitivo”. Más aplausos todavía.

Todo el PP, todo, estaba allí, incluido el presidente fundador, Manuel Fraga; todas las corrientes internas, desde los más ‘duros’ como Zaplana, Acebes y Mayor Oreja hasta los más ‘blandos’ y centrados juntos, codo con codo; todos los ‘presidentes’ del partido, menos Aznar, en gira por Sudamérica; todos los ‘barones’ territoriales, empezando por la vasca María San Gil… todos, todos han arropado este domingo a Rajoy como candidato a la Presidencia del Gobierno en las elecciones de marzo de 2008. Decenas de autocares de todas partes, más de 11.000 militantes y afines, según la organización, miles de banderas del PP y de España al aire... y nadie con corbata –hasta Juan Costa, siempre de punta en blanco, apareció en vaqueros, elegante, pero informal- se dieron cita en este multitudinario acto. Se trataba de dar un mensaje de unidad y de lealtad inquebrantable respecto al líder, y de ofrecer un mensaje de optimismo sobre el resultado de las elecciones de marzo de 2008. Amén, claro, de hacer sus ‘ofertas’ electorales.

El acto fue iniciado por el coordinador del programa electoral, Juan Costa, el hombre de las ‘ofertas estrella’, al menos en política económica –es él quien ha cuantificado el coste de la reforma fiscal prometida por Rajoy-, porque “nosotros creemos en España”, quien sirvió de telonero a Rajoy con un “hemos hecho el programa que nos has pedido”. Para que no quede dua.

Luego, el acalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y la presidenta autonómica, Esperanza Aguirre, por ese orden, fueron los encargados de poner el ambiente a tono, de ‘calentar’ a las masas para cuando actuara el gran líder. Ruiz-Gallardón, todo informalidad en su vestuario, reconoció como el gran reto del PP el de “abrir la sociedad española”, abrigar como cuando “los ocho años presididos por José María Aznar, la mejor época de la democracia española”. Hubo en su discurso hasta tres referencias a la ‘obra’ y ‘milagros’ de Aznar (“España ya superó una vez una situación parecida” a la de ahora, llegó a decir, en referencia a 1996) y también afirmaciones como que el PP convoca a la sociedad “para trabajar por la derrota de los terroristas, para el restablecimiento de los consensos, para trabajar por un empleo digno”.

Más campechana, acaso populachera, Esperanza Aguirre ‘calentó’ más a las masas –más bien maduritas- que se agolpaban en el Palacio de Arenas: “Aquí estamos para decir que vamos a ganar las próximas elecciones”, fue su grito de guerra inicial, para intentar convencer –se supone que a su público, pero también al conjunto social- que “no hagáis caso de las encuestas… En España el que gana las municipales gana las generales, siempre ha pasado lo mismo”. Banderas al viento y gritos de ‘Esperanza, Esperanza’ cuando la presidenta autonómica dijo que “por eso está preocupado Zapatero… por la paliza que le va a dar Rajoy en Madrid: que se busque otra circunscripción”. Y un grito de guerra final: “España y libertad, eso es lo que defendemos”.

La presentación –ya sí- de Rajoy fue precedida de un breve vídeo con un inicio muy ‘naturalista’, dando la sensación de respeto al medio ambiente: vida animal en estado libre y puro, un canto visual a las energías alternativas y renovables… en fin, y con un lema final: “Para mejora tu vida: Mariano Rajoy”.

Un nuevo consenso sobre “las cosas que no se tocan”

La promesa ‘estrella’ de Mariano Rajoy –los titulares periodísticos buscados, en definitiva- fue la ya comentada gran reforma fiscal, pero hubo otras a lo largo de su larguísima intervención: “Lo primero que haré en cuanto gane las elecciones generales será llamar al principal partido de la oposición y tratar de establecer un nuevo consenso institucional que despeje cualquier duda sobre las cosas que no se tocan o que se tocan de común acuerdo”. Un consenso que ese establezca en los siguientes puntos: “España no alberga más que una sola Nación de ciudadanos libres e iguales en derechos y en obligaciones”; que el Estado de las Autonomías es “el que recoge la Constitución, no sólo en el Título VIII, sino en toda ella”; una reforma constitucional limitada para corregir los “defectos de funcionamiento” de nuestro sistema –concluir la “subasta de transferencias-; establecer en las Cortes mayorías de dos tercios para las reformas que afecten al bloque constitucional; regulación por las Cortes de las políticas educativa y lingüística, sobre todo “a utilizar y a aprender el castellano en todas las etapas del sistema educativo en toda España”.

En realidad, Rajoy, arropado, como hemos dicho, por todos los sectores de su partido, aparentemente unidos como una piña, quiso demostrar una confianza rotunda en su propio liderazgo, primero, y en el resultado de las elecciones de marzo, después: “No hay alternativa, vamos a ganar las elecciones el próximo mes de marzo; seguro que las vamos a ganar”.

Su intervención se centró en la idea que, según él, ha motivado la Conferencia Política del PP: dar respuesta a los problemas y necesidades de los españoles justamente ahora, cuando se cumplen “cuatro años de disparates encadenados”, porque ahora es cuando la gente se vuelve al PP, según él, claro, esperando sus ofertas. “Demasiado bien sabe la gente lo que le espera si estos logran hacerse otra vez con el Gobierno”, dijo Rajoy, para determinar que “hoy podemos decir a todos los españoles que estamos preparado para superar el estancamiento de estos cuatro años para que España afronte con tranquilidad los nuevos desafíos del siglo XXI”.

Rajoy entremezcló con sus propuestas grandes críticas a la labor de Rodríguez Zapatero en estos tres años y medio, y no tuvo piedad: “nosotros no ocultamos nada: ni servimos para engañar ni tenemos nada que esconder, somos previsibles, no hacemos experimentos con la Nación, no intervenimos en las empresas, no armamos zancadillas a la libere competencia…”.

En ese punto, Rajoy propuso un plan de actuación urgente en tres frentes. El primero, la necesidad de “construir un nuevo consenso que nos devuelva la estabilidad que se ha perdido por la irresponsabilidad manifiesta de quienes han estado al frente del Gobierno”. Resuelto ese punto, el proyecto popular se centrará en el empleo, la vivienda y el dinero disponible, porque “la gente no llega a fin de mes, los precios se disparan, las hipotecas crecen”. Y un tercer marco, que se ocupa del mañana, adoptando medidas competitivas en un mundo globalizado. En resumen, “que dejemos tranquilas las cosas que no precisan discusión y no crear problemas donde no los hay”.

Y una promesa rotunda, firme: “Propondremos al Parlamento una declaración institucional con el compromiso de que no existirá ninguna negociación política con ETA”. Rajoy insistió en este punto en que “no es razonable que se consulte a los terroristas sobre sus deseos o el precio de su silencio”. En definitiva, que “el terrorismo no admite más solución que la rendición o la derrota”.

No ha sido, como tampoco cabía esperar, un programa de Gobierno, pero sí se ha hablado de lo que irá en ese programa que el PP perfilará el próximo mes de diciembre. El público quedó encantado, no cabe duda, incluso un nutrido grupo de venezolanos que acudieron al acto en masa y cuya presencia fue muy agradecida por Esperanza Aguirre. Era el puntito de ‘honra’ nacional contra las boutades que no deja de lanzar el presidente venezolano Hugo Chávez contra el Rey y contra España.

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