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El triunfo del antichavismo

El triunfo del antichavismo

miércoles 05 de diciembre de 2007, 22:17h
Que los venezolanos son casi 30 millones, que los inscritos para el referéndum que pretendía cambiar la constitución, para transformar al país en una nación socialista y dejar en el pasado la democracia burguesa y que votó la mitad de los inscritos y que Chávez perdió, eso lo sabemos. Y es lo único que se ha comentado. La derrota del singular gobernante caribeño.

Hay que agregar que a Chávez, le jugó en contra la alta abstención: la mitad de los 16 millones de votantes prefirió no opinar. Y tuvo tres millones de sufragios menos que en los últimos comicios.

Considerando que Venezuela tiene una importancia estratégica por sus grandes reservas petroleras, cuyo cliente principal es Estados Unidos donde gobierna el émulo del demonio, como lo caracterizó el admirador de Fidel Castro, al Presidente Bush, el escenario político no es indiferente para nadie.

¿Qué viene ahora?

Chávez seguirá siendo amigo de sus amigos: Evo Morales de Bolivia (afectado por una convulsión interna, cuyo desenlace está pendiente), Rafael Correa de Ecuador y Daniel Ortega de Nicaragua.

Peleado a muerte con el Presidente conservador de Colombia, enemistado con Alan García de Perú y divorciado de los países andinos, organización de la que se acaba de marginar.

Con Brasil sabemos que hay relaciones normales, pero muy lejos del amor profundo con Lula que sabe exactamente lo que tiene que hacer a nivel internacional en la conducción del gigante del continente. Con una Senadora Fernández, que asume la presidencia de Argentina y que ha dado una fuerte señal de cercanía con Brasil y Chile y de cierta distancia con Venezuela.

Eso a grandes rasgos en el campo internacional más cercano a Venezuela y el sueño bolivariano de su gobernante que por sus palabras, sigue intacto y sólo se trataría de una derrota coyuntural, es decir, no estratégica.

En lo interno, y de eso nadie quiere hablar, la situación tiene una alta complejidad. Chávez fue rechazado por la oposición política de socialcristianos y socialdemócratas, por los jóvenes y los empresarios.

¿Qué grado de homogeneidad tiene esta oposición, que no sea unirse en un “antichavismo” profundo?

¿Cuáles son lo líderes que encabezan esta oposición tan “rara” al locuaz gobernante?

No hay cohesión expresada en un programa político para sacar a Venezuela de la pobreza que esos partidos políticos le heredaron al chavismo. Organismos internacionales reconocen un gran avance en Venezuela que llega al 2007 con un nivel de pobreza del 30%. Una cifra dirá usted, vergonzosa, pero sin embargo muy meritoria, después que sucesivos gobiernos corruptos tenían sumido al país en cifras superiores al 50%.

Hay un sector de los ciudadanos que no votó. La mitad por lo menos. ¿Eran contrarios o partidarios de Chávez? Para el caso da lo mismo. Cualquiera puede especular lo que quiera, pero lo concreto que el gobierno no logró “armar” una estrategia para lograr el apoyo a una nueva constitución que prometía el paraíso para Venezuela y al mismo tiempo la oposición fue incapaz de aunar fuerzas para convencer al pueblo que había una amenaza “comunista totalitaria” inminente en la nueva carta fundamental.

En suma: si Chávez quiere seguir gobernando, tiene que hacer menos populismo, hablar sólo cuando sea necesario, planificar las acciones de gobierno, capacitar equipos del mejor nivel en las más diversas áreas y abrir espacio al diálogo político. Esa es su oportunidad histórica.

La oposición ya cometió un grave error. Se quedó sin representación parlamentaria, por la tozudez de sus añosos dirigentes y ahora tendrá que centrar sus esfuerzos en encontrar un camino de entendimiento en torno a un proyecto coherente, más allá del puro “antichavismo”.

Venezuela es un país inmensamente rico vestido de harapos. Esa situación es posible cambiarla, más allá de la intervención norteamericana y sólo podrá encontrar su destino si oposición y gobierno trabajan en función del siglo XXI y no del pasado que ha sido demasiado nefasto para la gran mayoría de la población. Nadie sobra en Venezuela y las tentaciones pueden ser fatales.

Los insultos, los gritos destemplados, las descalificaciones, las conspiraciones son inconducentes y lo único que garantizan es llegar al precipicio y no al destino que le corresponde como nación que ha hecho un tremendo aporte al continente, tanto en la lucha por la independencia como en la construcción de la identidad cultural.

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Sergio Campos Ulloa
Profesor de Periodismo de la Universidad de Chile
Conductor del noticiario “El Diario de Cooperativa”
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