El triste Touriño junto al infiel escudero Quintana y el insulso Núñez Feijoo

Otra vez la escalera. La vieja, desgastada y tópica escalera. Ahí esta, con los gallegos abrazados a sus peldaños, sin saber si suben o bajan. Se acerca marzo y aquí en esta Galicia, menos húmeda que nunca, nadie sabe que puede suceder.

Por un lado, la sombra de Manuel Fraga y la insulsa estampa de su sucesor Alberto Núñez Feijoo. Don Manuel ya está para pocos trotes y para menos mítines. Y por el otro lado, el gris triste del presidente Emilio Pérez Touriño y de su infiel escudero Anxo Quintana, o lo que es lo mismo, la mosca cojonera nacionalista que permite gobernar al PSOE.

Un escaño, sólo un escaño, es su diferencia con los populares. ¿Y ahora qué? Pues eso, los herederos de Fraga no han aprovechado demasiado bien estos años en la sombra. Feijoo, el hombre de la triste figura no parece que vaya a tirar del carro suficientemente. No se le nota. No se le siente.

Los socialistas, sin embargo, sin sacar pecho en exceso dejan que pasen los días sabedores de que el tiempo juega a su favor. Gobierno discreto, perturbado únicamente por el afán de notoriedad de los chicos del Bloque Nacionalista Gallego (BNG).

Éstos con sus galescolas y otros inventos por el estilo distorsionan la buena navegabilidad del buque del capitán Touriño, un hombre discreto sí, pero serio y eficaz que ha aportado a la Xunta una estabilidad en la que pocos creían. Touriño es el gran descubrimiento. Un hombre de futuro. Quintana, un hombre de pasado. Y Feijoo, quién sabe quién es Núñez Feijoo… De momento, un hombre agarrado a una escalera que no sabemos si sube o baja. Y esta es la cuestión.

La realidad es que si no hubiera sido por las discusiones sobre el famoso "Plan Galicia" del PP, que la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, calificó de "mierda" nada más asumir sus responsabilidades; y por los graves incendios del verano de 2006, además de los sucesivos aniversarios del chapapote, Galicia parece como desaparecida del mapa y hasta el Depor, que llegó a luchar por ganar el Campeonato de Liga de fútbol, duerme en sus antiguos laureles y el Celta bajó a Segunda División.