En el portal del portal

El portal de Belén está este año en el portal del Palacio de Cibeles, por el acceso de la calle de Alcalá. Un portal en el portal, nunca mejor dicho. Lucía más el Nacimiento municipal en la plaza de la Villa, pero como el Ayuntamiento ya no está donde siempre ha estado, sino en el caprichoso Palacio de Cibeles, donde Gallardón ha puesto despacho, allí que se ha colocado el belén, en un espacio más reducido, más incómodo de visitar, más alejado del centro de la Navidad madrileña que es el Madrid de los Austrias. Eso sí, el belén es espléndido, con las figuras del maestro belenista José Luis Mayo. Merece la pena visitarlo; es más, no se puede recorrer el Madrid navideño sin haber pasado por la contemplación del belén municipal.

Respecto al alumbrado navideño, para gustos y opiniones está hecho. Creo que ha mejorado con respecto al pasado año y en líneas generales tengo que decir que me gusta, especialmente en dos puntos donde me parece que es magnífico: el tramo de la calle de Alcalá, entre Cibeles y la plaza de la Independencia, y Atocha, donde en la fuente se han plantado almendros y prunos artificiales iluminados, que ofrecen un paisaje de cuento, de buen gusto; algunos de estos árboles luminosos se han instalado también en la entrada principal del Museo del Prado.

No recuerdo una Navidad tan cargada de coches y de personas en el centro, tanta afluencia, tanto atasco, lo que evidencia que en estos días la capital de España se convierte en un polo de atracción y produce el efecto llamada para quienes desde fuera también quieren venir a conocer esa Navidad madrileña, porque alguien la ha visto y la ha contado.