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Confidentes de los jóvenes

martes 08 de enero de 2008, 13:51h
Un mediador es el eslabón que faltaba entre los alumnos y el profesorado; aquella persona a la que los chavales acuden en los institutos en busca de ayuda porque se sienten escuchados sin ser juzgados. Son muy escasos los centros educativos que  cuentan con este servicio. Dos de ellos, el colegio Alcalá y el I.E.S. Calatalifa, se encuentran en Villaviciosa de Odón.
Como cada día, Alba Alonso se sienta junto a la puerta de entrada del I.E.S.Calatalifa del municipio madrileño de Villaviciosa de Odón. Este punto de información, como ella misma lo llama, es su lugar de trabajo. “Prefiero ponerme aquí aunque pase frío porque por este lugar pasan todos los chicos del instituto. Además ellos ya se han acostumbrado a verme aquí y si me cambio de sitio no sabrían dónde encontrarme”, explica.

Alba es la educadora que trabaja en el servicio de mediación de este centro y cada día trata directamente con el alumnado. “Me cuentan sus aventuras de fin se semana, sus preocupaciones, sus problemas... Una vez uno de los chicos se acercó para contarme que estaba preocupado porque unos jóvenes de un pueblo cercano le estaban esperando en la puerta del instituto para pegarle. Estuve con los profesores, con el alumno y con sus amigos. Al final no pasó nada. Pero la realidad es que estas cosas suponen verdaderos y grandes problemas para ellos, por eso hay que escucharles y  ayudarles”, añade.

Alba forma parte del equipo de calle de la Asociación Juan Farias, dedicada a trabajar por la educación de la adolescencia y la infancia desde el año 2003. Este programa de mediación con adolescentes nació de esta misma asociación. “Pensamos que la educación es la base para generar cualquier cambio. La mayoría de los proyectos socioeducativos se centran en el trabajo con la gente más desfavorecida socialmente. Creemos que el entorno de estas personas también debe ser un objetivo, ya que, por mucho que trabajes con la población de riesgo, si el entorno no cambia a su mismo ritmo y rechaza la inclusión, volvemos a tener los problemas de convivencia de los que partíamos”, asegura Pablo Farias, director de la asociación.
 
El SMIA, Servicio de Mediación Intercultural con Adolescentes, pretende prevenir situaciones de riesgo o de exclusión social a través de la concienciación e implicación activa de los jóvenes, la educación en valores y la intervención psicosocial.

“Lo primero que hicimos fue conocer la red social en la que se movían estos chavales para saber las alternativas de ocio que les ofrecía el ayuntamiento de Villaviciosa de Odón. Después, previo contacto con ellos en nuestro punto de información del instituto, formamos grupos de ocio y les ofrecemos salidas creadas por nosotros mismos u ofertadas por el ayuntamiento villaodonense, como por ejemplo un martes de cine. Además intentamos que en estas actividades participen los grupos sociales más desfavorecidos o excluidos para que terminen de integrase en nuestra sociedad y siempre, siempre intentamos escuchar todo lo que estos chicos vienen a contarnos. Ellos tienen más confianza con nosotros que con sus padres o profesores”, afirma Sergio Díaz, coordinador de este proyecto.

El SMIA lo contrató la Concejalía de Bienestar Social de Villaviciosa de Odón el pasado mes de Septiembre a través de una subvención de la Consejería de Inmigración. La Fundación Balia por la infancia  también ha colaborado en el proyecto ofreciendo asesoramiento y apoyo técnico a  través de un convenio con Asociación Juan Farias, así como complementando la financiación.

“Queríamos llegar de alguna manera a nuestros adolescentes. Los chavales no piden ayuda ni a los profesores ni a sus padres ya que, a esa edad, los ven un poco como 'al enemigo'. En cambio los mediadores son gente más joven, más cercana a ellos  y  que, además, se introduce en su día a día. Los chavales les cuentan sus problemas y al mismo tiempo les escuchan  incluso más que a sus propios padres. De eso es de lo que nosotros nos queremos beneficiar”, asegura Vanesa García, concejala de Bienestar Social del Ayuntamiento de Villaviciosa de Odón.
 
El SMIA es un proyecto que nació con vocación de continuidad aunque por problemas presupuestarios del ayuntamiento villaodonense sólo ha sido posible realizar un trabajo de 3 meses, de septiembre a  diciembre del 2007. Partiendo de este hecho, el SMIA se ha tenido que ejecutar de forma más reducida, ya que la parte de intervención psicológica y seguimiento personal queda algo ahogada por la limitación temporal. “En cualquier caso, es un proyecto necesario, que esperemos pueda ser prorrogado en el futuro próximo. La ilusión desde luego no nos falta”, añade Díaz.
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