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OPINIÓN/Victor GIJÓN

El PP cumple su primera semana sin descalificar a Revilla

lunes 08 de enero de 2007, 14:58h
El PP ha logrado con casi total éxito pasar la primera semana de la nueva estrategia ordenada por Mariano Rajoy --no meterse con el presidente del Gobierno regional-- . Y digo casi porque el inefable y despechado alcalde saliente de Santander, Gonzalo Piñeiro, ha pasado de la consigna y arremetido de nuevo contra Miguel Ángel Revilla.

A Piñeiro le han dejado sólo en sus diatribas anti Revilla. Hace varias semanas, antes de que Rajoy pusiera orden en la estrategia de los populares cántabros, existía un extendido rumor que vinculaba cada cambio en el discurso de Diego, pasando de la crítica más acerba a la oferta en positivo, a la influencia del todavía alcalde. Si el candidato autonómico aportaba hoy por un discurso de futuro, mañana la ración era de descalificaciones e insultos que, sorprendentemente solo tocaban de refilón a los socialistas, ‘cebándose’ en el líder regionalista y presidente regional. Por medio siempre, apuntaban los rumores, una llamada telefónica de Piñeiro dando instrucciones.

Pues bien, tanto si las hubo antes y las sigue habiendo ahora, el caso es que todo indica que el rapapolvos de Rajoy ha surtido su efecto. Y no es que el presidente del PP haya tomado bajo su protección personal al presidente regional, es pura y simplemente cálculo electoral. A Rajoy le preocupa y ocupa, más allá de unas elecciones autonómicas y municipales en Cantabria de las que poco espera, los comicios legislativos que tendrán lugar en marzo de 2008. Es ahí donde el líder conservador se juega su futuro.

Y para que Cantabria no reste, es preciso mantener la posición de ventaja electoral que desde 1996 le da al PP tres diputados al Congreso frente a los dos del PSOE, invirtiendo la situación que venía produciéndose desde 1982, con sucesivas mayorías socialistas. Pero lograr ese objetivo no es posible sin el concurso de muchos votantes de derechas que en municipales y regionales dan su apoyo a Revilla. Eso sin contar lo obvio y que los populares cántabros no parecían acabar de entender: que el rival político regional y nacional es el PSOE, mientras que el PRC sigue siendo un posible e imprescindible aliado si quieren volver al Gobierno en un futuro.

Ahora las criticas a Revilla por parte de los dirigentes del PP son moderadas y en el contexto preciso y adecuado. Se han eliminado todas las referencias personales. Se critica su gestión al frente del Gobierno, del que se recuerda que es de coalición con el PSOE. Pero han desaparecido las chanzas, el ninguneo personal, la caricaturización de las peculiares formas de hacer del presidente del Cantabria. No hay que descartar que surjan todavía dirigentes como Piñeiro que bien por olvido, ignorancia o cálculo personal --ese es muy probablemente el caso del alcalde de Santander-- vuelvan a las andadas.

Aparentemente Piñeiro parece no haberse percatado de los nuevos tiempos que corren, del nuevo discurso de su partido en Cantabria, pero en realidad lo que hace es coherente con sus intereses particulares. El alcalde busca la víscera, el corazoncito del sector más radical y radicalizado de votantes, los fieles a la COPE, esa extrema derecha que ve a Revilla como la mismísima peste. No son muchos pero hacen mucho ruido, lo que precisa Piñeiro para cuando tenga que reivindicar que él hizo todo lo posible para ganar las elecciones, pero que la derrota fue la consecuencia de la pusilánime forma de actuar de los nuevos dirigentes del PP.

Un dato revelador, aunque difícil de explicar desde el punto de visita político y menos aún desde una perspectiva informativa, es la constatación de que el DM ha tomado en su manos, más bien en sus páginas, la responsabilidad de ser el ariete contra el presidente Revilla. Así, con motivo de la manifestación convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo por el atentado de Barajas, el periódico conservador ofreció todo el protagonismo a una desconocida fundación denominada Defensa de la Nación Española, de claro tufillo de extrema derecha. Quizás porque fue el dirigente de esa asociación, Ricardo Garrudo, quien arremetió contra el presidente del Gobierno regional, en la línea que 24 horas antes había trazado Piñeiro, y que no fue seguida por ningún dirigente significativo del PP.

El DM ‘cedió’ la primera página y cuatro columnas en las interiores a Defensa Nacional en su diatriba contra Revilla ante la sorpresa del respetable y el enfado de la dirección regional del PP. El sábado el diario del grupo Vocento volvía a la carga y convertía una petición del alcalde del Valle de Villaverde, Pedro María Llaguno para que el presidente regional hablara del asunto de ETA fuera del ayuntamiento en una imposición. Pero el DM no coloca todos los huevos en la misma cesta. Así este domingo, en su editorial principal, acude en apoyo de una propuesta realizada por Diego la pasada semana para relanzar el TAV, mediante el adelanto del inicio de la obra con el recurso a fondos propios, regionales.

El cambio de estrategia electoral del PP queda de manifiesto con el articulo que hoy publica el ya mentado diario local. Por primera vez son más las propuestas en positivo que las criticas. Cierto que no se desarrollan las medidas que darían impulso a la economía regional, pero un artículo periodístico no es un programa electoral. Queda claro, no obstante, que Diego está ahormado un discurso dirigido a hacer ver que con un Gobierno del PP las empresas cántabras tendrían más oportunidades y se crearía más empleo. Proponen más, mejores comunicaciones y más rápida conclusión; más, mejores polígonos industriales y más rapidez en su puesta a punto; y más y mejores incentivos fiscales para empresarios, fundamentalmente en el campo de las donaciones.

Las propuesta de futuro del PP, que acompañan de la correspondiente ración de crítica política al actual Gobierno regional, sería mucho más creíble si no fuera porque dicho partido ha gobernado esta región de forma ininterrumpida entre 1982 y 2003. Pero está en su derecho de pretende hacer ver que si tienen una nueva oportunidad corregiría los errores y carencias del pasado. No ayuda a la credibilidad del discurso de Diego que, proponiendo como propone crear más y mejor suelo industrial, en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Santander, aprobado provisionalmente la pasada semana, redactado a instancias del PP, no haya ni un solo metro cuadrado de suelo productivo y si miles y miles de metros cuadrados para la especulación urbanística.

Tampoco parece muy razonable poner ejemplos de retraso en obras públicas que, en algunos casos, tiene mucho que ver con la peculiar forma de gestionar el ministerio de Fomento del PP cuando Álvarez Cascos lo dirigía. Los informes sobre el TAV que Diego critica fueran retirados por el nuevo Gobierno socialista no eran más que papeles preparado de prisa y corriendo para uso electoral y sin mayor consistencia. En el caso de la Ronda de la Bahía y la autovía de peaje Parbayón-Zurita recordar solamente que la licitación de la obra quedó desierta porque ninguna empresa constructora se presentó al concurso. Quizás sea una de las escasísimas ocasiones en que una obra pública se queda sin licitadores. Gran mérito de Álvarez Cascos que haría bien en no airear Diego.

Y podríamos citar otros casos, como por ejemplo el reiterado anuncio de un plan de reunificación del espacio ferroviario en Santander, actualmente en marcha tras el estudio encargado por el Ministerio de Fomento de Magdalena Álvarez y las reuniones mantenidas con el Gobierno regional y los ayuntamientos de Santander y Camargo. En el retraso en el desarrollo de algunos polígonos industriales no se pueden olvidar las dificultades creadas por el PP para su desarrollo y ejecución, rodeando toda acción del Gobierno regional de un halo de sospechas e insinuaciones. Así, primero se provoca el retraso y luego se denuncia que el Gobierno no va todo lo rápido que debiera.

Aún con todo bien venido sea este soplo de racionalidad, de debate de opciones, en lugar del hasta ahora habitual choque de soflamas. Ya hay demasiados motivos de crispación en la política nacional para alimentar el fuego con más madera. Y más madera, a la forma de los Hermanos Marx (los cómicos no el filósofo y economista), es la que pretendía echar en la caldera el DM lanzando la candidatura del ex socialista González Bedoya para liderar la lista autonómica de Izquierda Unida de Cantabria.

Era un secreto de Polichinela el intento del ex senador y ex dirigente socialista de volver a Cantabria para hacer ruido --otros dicen que a consumar la venganza contra sus antiguos compañeros de partido haciéndoles perder las elecciones--. Pero no está claro que la entrada en liza de González Bedoya, que un sector de la coalición de izquierdas propone pero a la que la mayoría se opone, cause graves perjuicios al PSOE. Es más, su nombre asociado a listas municipales como las de Camargo o Castro a quien más perjudicaría sería a Ángel Duque y Rufino Díaz, que perderían apoyos en votantes socialistas que, simpatizando con su opción municipal, nunca les darían su voto si apoyan a una lista de los “comunistas”.

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