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Cuando algunos civiles se “militarizan”

jueves 21 de febrero de 2008, 18:05h
Algo tiene el ministerio de Defensa que “militariza” a algunos de sus cargos civiles a la hora de analizar las necesidades legislativas en ese departamento. Eso parece desprenderse de, mas que de las iniciativas, de los silencios elocuentes, como es el caso de la Ley de Derechos y Deberes de los Militares, anunciada por José Luís Rodríguez Zapatero en julio del pasado año y mandato de la Ley de Defensa  aprobada y que no ha merecido ni una línea en el programa de los socialistas ni en el del PP, lo que resulta lógico en este último, pero que chirría en el caso de los primeros.

Tal parece que en las iniciativas legislativas o al menos en algunas especialmente espinosas, prima la filosofía del alto mando militar por encima de los órganos del partido gobernante, que no mueven ni una sola ficha sin el “placet” de los uniformados. Si no, es imposible entender lo que ha sucedido con la iniciativa de la que hablamos.

Que al alto mando no le gusta ni pizca ni siquiera oír hablar de asociacionismo en las Fuerzas Armadas es palpable y, si cabe, has comprensible, pero que quienes tienen la obligación de atender estas cuestiones se plieguen a sus opiniones, nos lleva al peligroso asunto de la autonomía militar que creíamos desterrada desde los años ochenta y que el teniente general Mena ha venido a desempolvar con su polémico libro recientemente presentado en el Casino Militar de Madrid.

En la obra, el autor reconoce que en el Consejo Superior del Ejército se debatió el asunto del Estatuto de Cataluña y que él propuso que el ejercito se pronunciase y pidiese a la Corona que interviniese ante la ruptura de España, por encima del Parlamento y del Tribunal Constitucional. Este “demócrata convencido” como él se autodefine – y estoy seguro de que lo cree y piensa en su fuero interno – no hace sino reavivar ese concepto de autonomía militar que fue debatido – y superado -en Europa fundamentalmente en el siglo pasado y también, y mucho, en España, en su último cuarto de siglo, tras la muerte del dictador.

Reflejo de la Ley de Jurisdicciones de 1906, puede resumirse, de una manera un tanto epidérmica, en que los ejércitos al ser “la salvaguardia de lo permanente”, están por encima de las instituciones democráticas, convirtiéndose en un poder del Estado que solamente depende del jefe del mismo, en este caso el Rey quien, además, ostenta el titulo de Comandante en Jefe. La autonomía militar en España, al parecer, todavía pervive en el pensamiento de algunos altos mandos militares según se desprende de las manifestaciones del teniente general Mena y de quienes, según él, apoyaban sus tesis.

La actual cúpula militar, y no solamente los jefes de Estado Mayor, fue educada en la Academia General Militar por profesores que habían participado, en su mayoría, en la guerra civil española y eran fieles a Franco y a su labor. Estos jóvenes militares de entonces han asumido la democracia, sí, pero no pueden olvidar algunas de aquellas enseñanzas y espíritu que se inculcaba que colocaba a las Fuerzas Armadas como algo aparte del resto de las instituciones. Siendo esto comprensible, lo que no lo es tanto, es que el Gobierno y el partido que lo sustenta, se pliegue a esta situación, salvo por la “militarización” de los civiles o por la oportunidad para que nuestros militares no levanten la voz, aunque sea reglamentariamente, en lo referente a las “misiones de paz” en el extranjero y a las condiciones en se efectúan con el sacrificio de nuestros soldados.

Es esa cúpula militar su único interlocutor en las Fuerzas Armadas y no les interesa tener otros, de ahí su inactividad en lo referente a normalizar el asociacionismo militar en las Fuerzas Armadas.

Incluso desde ese punto de vista, es un error y los hechos, cuando se ignoran, se suelen cobrar su venganza como tanta gente ha denunciado y demostrado repasando simplemente la historia. D ahí que l parición de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) – excesivamente criticada por quien esto escribe por falta de información viable, por lo que presento mis excusas a compañeros y lectores – haya hecho chirriar a algunas estructuras tanto del ministerio como de los cuarteles generales de los ejércitos.

Esta asociación está apartada de la idea de sindicación, pero pretende abrir brecha en un asunto que en nuestras Fuerzas Armadas está en mantillas – no puede hablarse de representatividad en otras organizaciones de veteranos, retirados o reservistas – pero sí pretende, según sus escritos defender derechos de militares y servir de interlocutor par que el Gobierno tenga otras fuentes de información que le permitan elaborar “ una idea de maniobra” – utilizando el más puro lenguaje castrense – de lo que debe ser su acción legislativa.

Dentro de pocos años llegarán a la cúpula militar quienes ingresaron en las academias militares tras la muerte de Franco y con una mentalidad diferente, es de esperar, en l que no haya lugar veleidades sobre ningún tipo de autonomía militar. hasta ahora, y es de justicia significarlo, los militares, en general, han sabido aceptar el sistema democrático y la obediencia al gobierno, lo que hay que agradecer cuando realmente fueron educados para otra cosa. Tiene, incluso, más valor. Pero eso no es óbice para que nuestros gobernantes y legisladores no se sometan a criterios militares exclusivamente a la hora de ejercer su acción política. Habrá, por tanto, que “desmilitarizar” o cambiar, a algunos de los civiles que “mandan” en el ministerio de Defensa.
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