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ZP y Rajoy llegaron a Brobdingnag

ZP y Rajoy llegaron a Brobdingnag

martes 04 de marzo de 2008, 01:15h

Un lector de Diariocrítico, en la tertulia que este periódico habilitó para comentar on-line el debate, escribió el siguiente comentario:

“¿Por qué...
el señor...
presidente...
introduce....
pausas absurdas...
en su...
dicción?"

"Tiene...
la capacidad...
de ponerme...
muy nervioso”
.

Zapatero ha perdido la inocencia que nunca tuvo. Ésa, para mí, es la evidencia más notable de un monólogo a dos que se ha desarrollado entre el aún presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición y aspirante al sillonazo, Mariano Rajoy. Un diálogo de sordos, lo que da idea de la (no)coexistencia de dos pensamientos antagónicos y de dos proyectos irreconciliables. Pero, también, de un monólogo de primus inter pares que no ven más allá de las ‘chuletas’ que les han escrito sus asesores y que no son capaces ni de dejarse hablar.

¿Quién ha ganado? Yo creo que han perdido los dos, para desgracia de ‘este país’, que diría Zapatero, o de ‘España’, que diría Rajoy.

No se han dejado ni hablar: Zapatero, de forma maleducada, ha cortado a su interlocutor constantemente; literalmente ‘le ha pisado’ el tiempo que le correspondía, le ha hecho perder los hilos narrativos y ha llegado a ponerle nervioso. La presentadora, Olga Viza, estuvo muy en su papel de estatua ensillestre. Y Rajoy, que empezó tan modosito, tan de niño releído que había hecho los deberes y replicaba al profesor, acabó en la tasca arrabalera a la que le arrastró Zapatero. Aquello era como una babel, sólo que hablando en castellano.

El conejo de la chistera que se esperaba de Zapatero se quedó reducido aun ‘Libro blanco’ que mañana –¿por qué no hoy?- va a colgar en Internet. Y el conejo de Rajoy se quedó nuevamente en esa niña en la que piensa -y acaso acabaremos pensando mal-: “Esa niña está en mi cabeza, esa niña mueve mi corazón”. Vamos, que juntamos a Heidi con el Libro Gordo de Petete. Un poco absurdo, y, lo que es aún peor, España no se merece tanta decrepitud: si tú me hablas de Catalunya –que no me conviene- yo te pregunto por Andalucía, donde ‘evaporaste’ a 400.000 andaluces. Si tú me hablas de ETA, yo te digo que yo fui el que trajo las tropas de Irak… y además, te comparo muertos... No creí que Zapatero pisara el lodo, porque hasta ahora era la oposición la que solía hacerlo.

La primera parte del ¿debate? se calentó al final y se pudo ver un tanto descolocado a Rajoy. ¿Cómo se le ocurrió sacar el asunto de Irak? Ahí le dieron de lo lindo, porque, entre otras cosas, no fue capaz de responder acaso con un: los que ayer estaban en Irak están ahora en Afganistán. Cierto que le responderán con lo de la legitimidad de las guerras –como si las guerras fueran legítimas- y cuestiones similares, pero habría sembrado dudas sobre el pacifismo efectivo del señor Zapatero.

En ese y otros puntos no estuvo acertado Rajoy: piénsese que arrastra una pesada carga que le puso en el lomo su ayer amado Aznar. Pero salió bien en el tema de inmigración, espinoso asunto en el que por una simple exposición de cifras y datos te pueden acusar de racista y de cosas aún peores. Zapatero estuvo mejor en su exposición sobre planes de futuro, pero se notaba que leía demasiado las ‘chuletas’ que había sacado de su Libro Gordo de Petete.

Y el remolino final: el MENTIROSO (sic), del uno al otro, del otro al uno, respirando profundo, silabeando, azotando con cada letra, crucificando con cada sílaba, regodeándose con la palabra, asesinando con la frase. Muy feo. Pero lo de comparar el número de muertos es caer ya muy bajo: Zapatero ya no es Bambi –sí, lo seguiré diciendo, se lo puso Alfonso Guerra-; ahora intenta comerse a los leones crudos, pero no tiene dientes.

Las encuestas, según quien las ha hecho, dan que uno arrasa o que arrasa el otro. Pero yo creo que no ha ganado nadie, hemos vuelto a perder todos. Plagiando a Jonathan Swift, diría que Rajoy y Zapatero son dos enanos que llegaron a Brobdingnag, ese reino de gigantes doce veces mayor que el nuestro y donde la gente es codiciosa...

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