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La Corte y Robespierre

La Corte y Robespierre

martes 22 de abril de 2008, 13:05h

Lo llamó alguien "el incorruptible", así se quedó para sus frenéticos admiradores de entonces y así lo recuerda la Historia, tal vez como una de esas muecas sarcásticas con que ejecuta sus venganzas.

Aquel incorruptible era un meticuloso y mediocre abogado de Arras, eminentemente aburrido y fatigante, legalista enfermizo y extremista furibundo. Era, con todas esas condiciones, el hombre para su tiempo. Se tomó todo el espacio que dejaron los demás y en defensa de una Revolución en la que ya nadie creía, sino los fanáticos, llevó a la guillotina a los que no eran suficientemente revolucionarios, valga decir, a los que él no juzgaba tales. Y así cayeron, por centenas y por miles, los desgraciados a quienes el propio Robespierre y sus verdugos, el terrible Saint Just, el sanguinario Hebert, aquel director del "Pere Duchesne" que mataba moralmente antes de que la guillotina hiciera el resto, el implacable y desaforado Fouquier de Tinville, Fiscal de la época, y aquel remedo de juez que fue Dumas, condenaban sin justicia ni compasión.

Por las calles de París pasaba cada hora el cortejo trágico. En carretas cargadas de heno y de miseria, iban los infelices condenados en medio de un populacho ebrio de sangre y sediento de venganza. Los juicios habían sido fulminantes. Al principio los oían, o cuando menos el famoso "Comité de Salud Pública", hacía como que sus miembros los oyeran, tratando de probar su inocencia. Pero todo era inútil. Presentar la acusación y cortar la cabeza eran una sola cosa. Y así fueron asesinados el Rey, la Reina, los nobles y los acusados de ser amigos o cómplices de los que lo eran, los girondinos y los mejores revolucionarios del Club de los Jacobinos. Cuando la guillotina y Robespierre se atrevieron con Desmoulins y con Danton, ya no habría esperanza para nadie.

También por Colombia cruza sin reposo la carreta con su amargura a cuestas.

El parlamentario que invitan a probar su inocencia, ya está perdido. Ya tiene su Pitirri, única prueba para la Historia Universal de la Infamia, ya su coro periodístico de difamadores implacables, el "Pére Duchesne" de ahora, ya su Iguarán obsecuente, ya sus jueces iracundos. Lo que sigue es pura formalidad, detalle para la estadística. Ya la víctima desapareció del mundo y algún día saldrá de la cárcel lo que se hubiera salvado de su nombre y de su alma. El tiempo que dure el martirio no importa para la sustancialidad del sacrificio. El verdugo ya le mostró al pueblo el trofeo de la sangrante cabeza.

"Probar la inocencia", son el intento y la obligación más detestables de que se tenga noticia en los últimos siglos. Hasta ayer se probaban los crímenes, porque la inocencia se presume. Robespierre, porque era incorruptible, invirtió la carga y por eso fue el amo del terror.

Y ahora pasa lo mismo. Cada infeliz acusado dice, trémulo de pavor ante el cadalso que ya le levantaron, que probará su inocencia. Y nadie protesta. A nadie le importa. Porque todo está consumado. El Pitirri será creído, el Pére Duchesne dirá lo que conviene y el mundo entero celebrará la hazaña. El Congreso no tiene legitimidad, porque la Corte ya lo dijo, puesto que el coro de los asalariados pitirris ya entonó su salmo acusador y los paramamertos del mundo aplauden, como la plebe de París gritaba al paso de las carretas.

Ya se llevan a la Presidenta del Congreso. Pagará caro su osadía de defender esa institución que hay que acabar de enterrar y la osadía de pedirle cuentas a Piedad Córdoba, la Euménide de la hora, aplaudida por los energúmenos que en otra época componían la "Montaña". Y la ajusticiarán, porque hay pruebas de que el "Pájaro" apoyó su candidatura en Guaduas. Y porque habrá un Pitirri que lo diga. Y porque ya es un delito el que un delincuente haya gustado de una candidatura. Siempre y cuando el candidato sea de los que sindica el nuevo Robespierre.

Para "el incorruptible" de antaño llegó Termidor. Para el de hogaño, nada se sabe. Esa parte de la Historia está para contarse.

Fernando Londoño Hoyos
Abogado y ex ministro colombiano
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