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Estatut y força al...

martes 22 de abril de 2008, 13:12h
He escuchado a don Artur Mas, cabeza visible de la coalición Convergencia i Unió, que lo mejor que puede hacer el Tribunal Constitucional es olvidarse de la sentencia sobre el Estatut de Catalunya. Porque una sentencia desfavorable, vino a decir el señor Mas, provocaría un conflicto institucional, un choque entre la decisión del alto tribunal de apelación y lo que han votado los parlamentos catalán y nacional, amén de lo que han decidido los ciudadanos catalanes en referéndum. Y eso, al señor Más le parece intolerable.

Si el Constitucional, de todas formas, decidiese seguir adelante con la que, al fin y al cabo, es su obligación -decidir sobre un recurso que le ha sido presentado y admitido a trámite- y emitiese una sentencia no grata a los intereses de la formación del señor Mas, CiU convocaría un nuevo referéndum para consultar a los catalanes acerca de su opinión ante un Estatut “descafeinado”. Lío máximo al canto. Porque, dijo el señor Mas, él acataría “jurídicamente, pero no políticamente” la sentencia.

Precedente gravísimo este del anuncio del señor Mas, este martes ante un foro multitudinario en los Desayunos de Europa Press. Vino a decir, sin demasiados disimulos, que el Tribunal Constitucional no puede emitir una sentencia que está, en principio, forzado a emitir, que para eso está. Y ya bastante boicot se ha practicado, desde los dos principales partidos nacionales, a la famosa sentencia sobre el Estatut, que ya se sabe que a nadie convenía que llegase antes de las elecciones: primero fue el decreto gubernamental que, contra las normas estatutarias, prolongaba el mandato de la presidenta del TC, María Emilia Casas y, después, la cadena de recusaciones contra diversos magistrados -‘afines’ unos al PP, otros al PSOE- por presunta falta de imparcialidad.

Este boicot ha provocado ya una seria merma en el prestigio de la última instancia de apelación en España, es decir, de un órgano al que debería cuidarse al máximo, como pieza clave del arquitrabe de nuestra democracia. Ahora, con la propuesta-amenaza del líder de CiU, se viene a dar al traste con las funciones del alto Tribunal, que, si se sigue la ‘doctrina Mas’, solamente podría pronunciarse en los casos en los que la sentencia no choque con otra instancia. Es decir, se vaciaría por completo de sentido la misma esencia del Tribunal Constitucional.

Me inclino a pensar que don Artur no ha meditado lo suficiente su ‘propuesta’ -dice que basada en la opinión de un catedrático de Constitucional, por cierto muy afín a los socialistas-. Porque, además de todo lo expuesto, supone una patada al principio de la separación de poderes de Montesquieu, piedra angular de las democracias modernas. Y es que esta es, y así está, la clase política que tenemos aquí y ahora: muchas veces no dicen lo que piensan y casi nunca piensan lo que dicen. País.
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