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El castillo de Santa Bárbara y la desmemoria histórica

jueves 18 de enero de 2007, 15:53h

Abril,1939. Alicante. Miles de republicanos se hacinan en el puerto. Querían abandonar España, pero los barcos franceses e ingleses que estaban a pocas millas de la bocana no entraron a salvarlos. Ya es tarde .Las tropas nacionales, es decir soldados italianos trufados con fascistas españoles con camisa azul, los han hecho prisioneros.

 Uno de aquellos republicanos era mi padre.

Nunca me contaron cómo se entero mi madre del paradero de su marido, pero, a primeros de Junio, conseguía plaza par ir en tren desde Valencia a Alicante. Llevaba con ella una pequeña maleta, una cesta con comida y ropa para su marido, además de un niño de poco más de tres años. Ese niño era yo.

Viajamos toda la noche Una vez llegamos a Alicante, mi madre se dirigió a una casa que le habían recomendado en la que alquilaban habitaciones. Dejó la maleta y, con la cesta en una mano y conmigo en la otra, comenzó la subida andando al Castillo de Santa Bárbara.

No lo recuerdo, pero me contaron que pudimos ver a mi padre, y entregarle la cesta.

Imagino que regresamos a Valencia, y que mi madre repetiría la excursión, sola, con alguno de mis tíos, o con mi hermano Roberto.

Meses después, a mi padre lo trasladaron a la cárcel modelo de Valencia.

 Y volvamos a Alicante. Durante mi vida he ido en innumerables ocasiones a Alicante. Me encanta la ciudad, la provincia, el clima, el mar y la gastronomía, en especial los arroces.

A veces recordé que en el Castillo de Santa Bárbara había estado detenido mi padre, pero jamás lo pensé con acritud. Y nunca se me ocurrió subir a ver cómo era el lugar donde en Junio del 39 había ido con mi madre.

En octubre del 2003 un buen amigo, escultor, inauguraba una exposición en el Castillo de Santa Bárbara. El Castillo lo han remodelado y convertido en un espacio cultural. Mi mujer y yo decidimos ir.

Un poco antes de la hora de la exposición estábamos en el recinto del Castillo, esperando que llegara la autoridad competente, en este caso el concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Alicante, para que se produjera la inauguración oficial.

En una mesa había folletos de diversas realizaciones del Ayuntamiento, Diputación, y Generalitat Valenciana en la provincia. Entre estos había uno sobre la rehabilitación del Castillo.

Contaba este folleto la historia del Castillo, que sorprendentemente se detenía en el siglo XIX y se reanudaba en los años 60. Evidentemente, entre el año 39 y el año 60, la historia no existía para los escribidores del Partido Popular del Ayuntamiento de Alicante.

Al leerlo me sorprendí y me indigné.

De todas maneras, guarde las formas al preguntarle a la directora del espacio cultural del castillo quien había hecho el folleto.

-- Nosotros - fue su respuesta.

--Pues os habéis olvidado de la historia durante veinte años.

--¿Y eso? Me respondió.

--Hombre porque esto fue una cárcel franquista para presos políticos, y lo sé porque mi padre estuvo encerrado aquí.

Creo que me dijo que eso no tenia importancia y ante mi acoso acabo por decirme que realmente no les cabía mas texto en el folleto y por eso no había ninguna referencia a esos años.

Para escribir estas líneas he subido de nuevo al Castillo de Santa Bárbara este mes de enero de 2007. El patronato municipal de Cultura del Ayuntamiento de Alicante, regido por el Partido Popular, ha editado otro folleto más lujoso y ahora despachan así el tema:

“Gracias al papel protagonista desempeñado por el Castillo en la historia de la ciudad (en el que no hay que olvidar además su función como prisión a mediados del siglo XIX y en la Guerra Civil), a su monumentalidad y grado de conservación, el Castillo de Santa Bárbara ha llegado hasta nuestros días siendo un importante legado histórico. Queda constancia de dicho reconocimiento en los años 60 del siglo XX gracias a su apertura como lugar de interés turístico….”

Quiero aclarar que durante la guerra civil, Alicante fue republicana.

De nuevo los redactores del folleto se han olvidado de lo que ocurrió en el Castillo desde 1939, fecha en que acabo la guerra civil, hasta los 60.

También he entrado en Internet y ahí he aprendido que en 1918 el Castillo sirvió como alojamiento de enfermos del cólera y luego de mendigos, pero ni palabra de su utilización como prision después de la guerra civil.

Pensé entonces en escribir un artículo denunciando el caso. No lo hice, y lo hago ahora para desenmascarar a los que protestan por la reivindicación de la memoria histórica, que no es que no quieran recordar lo que ocurrió, sino que desde hace sesenta y siete años nos hurtan, nos roban trozos de historia, y quieren seguir haciéndolo.

Parece que quisieran que todos padezcamos de alhzeimer.

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* Julio Feo es Sociólogo, fue Secretario de la Presidencia del Gobierno en el primer gobierno socialista. Ahora esta jubilado, vive en el campo cerca de Madrid y pasa diez días al mes en Calpe, gozando del sol y del mar.
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