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Aznar ni menciona el atentado de Barajas

viernes 19 de enero de 2007, 09:17h

El presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), José María Aznar, fue investido el jueves doctor honoris causa por la Universidad Católica del Sacro Cuore de Milán, junto con el primer ministro italiano Romano Prodi. El galardón otorgado al ex presidente español por parte de la Universidad milanesa fue por “la importante contribución realizada a la construcción de la Unión Europea” como presidente de turno del Consejo Europeo.

Había expectación por lo que fuera a decir Aznar en su discurso al recibir este título, ya que se trataba de su primera intervención pública tras la ruptura de la tregua de ETA con su atentado en la T-4 de Barajas. Pero el ex presidente no hizo ni una sola alusión a ello y se liimitó a mencionar genéricamente y de pasada, sólo dos veces, al terrorismo en general como una de las amenazas del viejo continente.

Fue precisamente Europa el centro de si alocución, de la que extraemos algunas muestras:

Sobre Europa.

- Europa es sencillamente inexplicable sin sus raíces cristianas. Creo que negar esa herencia cristiana de Europa es uno de los elementos que más contribuye a alimentar la confusión intelectual y moral de nuestro tiempo y que, en consecuencia, más nos debilita.

- Mi diagnóstico es que Europa tiene miedo. Y ese miedo nace de una falta confianza en sí misma. Y creo también que nada de ello es casual. Se ha sembrado durante mucho tiempo la semilla de la desconfianza, del odio a uno mismo, en un descabellado afán de poner en cuestión los principios que conforman nuestra identidad y, en última instancia, de destruirlos.

- El segundo reto gran reto al que nos debemos enfrentar es poner límites a Europa. Soy de los que pienso que el proceso europeo ha sido un éxito en términos históricos y que la ampliación ha sido uno de los grandes logros de nuestro tiempo. Me felicito sinceramente de que Rumania y Bulgaria hayan entrado a formar parte hace unos días del proyecto europeo. Pero Europa tiene que basarse en valores y tiene que ser viable. Por eso hay que trazar un límite geográfico, porque el proyecto no puede consistir en la expansión perpetua. Europa debe ser viable y gobernable. Y convertir el eje de Europa en su ampliación sin límites es una forma de hacerlo inviable y de intentar esconder la falta de proyecto sugestivo.

- También creo que Europa debe abrirse más al mundo. La creación de una gran zona económica de integración con los Estados Unidos, abierta al resto de países que quieran participar en ella, puede ser un gran motor de crecimiento económico en Europa y en todo el mundo. La experiencia histórica de Europa ha sido que cuanta más apertura e integración ha habido mejor han ido las cosas desde el punto de vista económico.

Azmar aprovechó también la coyuntura para hablar de la moral tradicional, la familia y los matrimonios gays:

- Un relativismo moral radical que lleva a redefinir instituciones básicas en nuestra cultura, como la de la familia o la del matrimonio. La familia y el matrimonio son un elemento esencial y básico para la sociedad. Las naciones y las sociedades fuertes son las que se basan en instituciones sólidas y respetadas, entre ellas, sin duda, la familia. Y de acuerdo con nuestra tradición occidental, matrimonio es la unión de un hombre y una mujer. Otras realidades, como las uniones entre personas del mismo sexo o las llamadas “modalidades alternativas de familia”, pueden ser muy respetables, pero no deben ser equiparadas ni al matrimonio ni a la familia.

- Ese relativismo moral lleva también a socavar el concepto de los derechos individuales y universales, para sustituirlo por supuestos nuevos derechos en función de determinadas circunstancias de las personas. Vemos una proliferación absurda de derechos de diseño que le lleva a uno a preguntarse dónde queda la universalidad de los derechos de la persona.
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