El mundo al revés

España es un país lleno de propietarios de pisos, lo cual es estadísticamente demostrable porque somos la nación de Europa que más viviendas compra y menos alquila, así que observar el fenómeno de los okupas de Barcelona envalentonados hasta el punto de presentar una denuncia contra el dueño de la vivienda que están usando por intentar echarles nos afecta a casi todos de forma personal; es un claro ejemplo de cómo el mundo se está colocando al revés (o 'esto es el acabose', que dice cualquier quiosquero), una noticia que enciende luces de alarma por si se trata de una moda a punto de extenderse que acabará llegando a cada ciudad y cada pueblo de este país.

No hay motivo para la alarma. El fenómeno de Barcelona ni es una moda ni tiene su origen, como nos quieren hacer creer los catalanes progres, en unos hábitos sociales propios de una ciudad donde movimientos como el de los antisistemas o el de los okupas (que se parecen pero no son lo mismo) tienen una aceptación cultural bastante extendida. No es eso. En la capital catalana está vigente el mismo Código Penal que en el resto de España y los dueños de las viviendas tienen el mismo sentido de la propiedad que cualquier andaluz o gallego. Su diferencia no es de tradición cultural, sino de clase política. Si el Consejero de Interior de una Comunidad Autónoma es de un partido que fomenta el movimiento ocupa, el alcalde de la ciudad no envía a los municipales a desalojar la primera vivienda de la que alguien se apropia por el sistema de la patada en la puerta y una teniente de alcalde del municipio apuesta por despenalizar la ocupación, aumenta el número de jóvenes o no tan jóvenes que se animan a asentarse en una vivienda ajena. Es seguro.

En este caso resulta que el consejero de Interior del Gobierno catalán, Joan Saura, es uno de los tres pilares del tripartito, líder de Iniciativa per Catalunya y representante del partido que en su programa habla de comprender el movimiento ocupa, lo cual le impide, como máximo responsable que es de los Mossos descuadra, enviar a la policía autonómica a desalojar los edificios ocupados; la tercera teniente de alcalde de Barcelona, Inma Mayol, también de IC (y además desde hace tiempo compañera sentimental de Saura) ha dicho ser partidaria de que la ocupación de casas vacías deje de ser delito tipificado como tal en el Código Penal. Y el tripartito municipal barcelonés acaba de aprobar un decreto que permitirá al Ayuntamiento alquilar por la fuerza los pisos que se encuentren vacíos. En resumen: las falta poner un anuncio animando a los okupas potenciales a adueñarse de más viviendas.