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Rajoy se ata al timón: seguirá en el barco

Rajoy se ata al timón: seguirá en el barco

domingo 25 de mayo de 2008, 17:02h
Batalla absoluta en los periódicos dominicales, donde la crisis interna en el PP era el tema dominante: hasta el paseo de Zapatero por el pueblo de su abuelo, en Extremadura, tuvo al Partido Popular como protagonista de las intervenciones. Y seguirá el protagonismo de Rajoy y el PP esta semana, sin duda muy a pesar de los interesados. Pero las diferencias entre los que hasta ayer aparecían unidos como buenos hermanos están tan enconadas, son tan patentes, que resulta inevitable que un partido con más de setecientos mil militantes y diez millones y medio de votantes, la única alternativa posible frente al poder de los socialistas, acapare todos los titulares. Porque, además, para colmo de morbo, las incógnitas siguen siendo muchas de cara al decisivo congreso nacional de los ‘populares’, para el que faltan apenas tres semanas.

¿Seguirá o no Mariano Rajoy al frente del Partido Popular después, o incluso antes, del congreso nacional que se celebrará en Valencia dentro de tres semanas? Los periódicos de este domingo aventuraban sus tesis, variadas y, en alguna ocasión, claramente orientadas. Como la que se fijaba en que “solo un 3,67 por ciento de los afiliados al PP ha elegido a los compromisarios”. Son precisamente estos medios hostiles los que, según todos los indicios, han decidido a Rajoy a plantarles batalla; no quiere que los animadores de una emisora de radio y de un diario marquen la política de lo que tiene que hacer. Y ayer, nuevamente, confirmó lo que ha venido repitiendo y repetirá esta semana que comienza: que él piensa seguir, no solo presentándose al congreso, sino después. Y que intentará ganar las próximas elecciones generales a los socialistas, ahí queda eso. Pero ¿le dejarán siquiera intentarlo?

En una entrevista dominical para un grupo periodístico, Rajoy insistía hasta la saciedad en que se quedará, se presentará al congreso y seguirá al frente de la ‘casa Génova’ si gana en el congreso, cosa que resulta altamente probable. Aunque, para todo ello, y para poder ganar las siguientes elecciones, “el PP debe adaptarse a la realidad cambiante sin perder sus principios”, piensa Rajoy. Ahí es donde empiezan las divergencias intestinas: en cuándo, cuánto y cómo hay que ‘adaptarse’ a la realidad cambiante. Y en quién debe adaptarse, desde luego. Los llamados ‘críticos’ en  el PP achacan a Rajoy, aunque aún no haya dado demasiadas muestras de ello, un afan de ‘adaptarse’ en exceso, renunciando a principios inamovibles, como el repudio a los nacionalismos, por ejemplo.

Lo que hace falta saber, a estas alturas, es si esos ‘críticos’ tienen una cabeza, una organización, una estrategia tras ellos. Porque, hasta el momento, no sabemos de nadie que aglutine y canalice los descontentos.

¿Ni siquiera puede hablarse, en este sentido, de Juan Costa, que sigue sonando como posible alternativa ‘formal’ a Rajoy? Ni siquiera. El teléfono de Costa ha echado humo, aseguran, este fin de semana, pero nadie le ha arrancado un ‘sí’ o un ‘no’ definitivo a la posibilidad de presentar una lista alternativa a la de Rajoy en el cónclave valenciano. En los cuarteles ‘marianistas’ no creen que Costa acabe presentándose –cosa que aseguran los partidarios de Rajoy que les gustaría mucho que ocurriese— y menos aún creen que José María Aznar o, mucho menos todavía, Rodrigo Rato, le expresen públicamente su apoyo, por mucho que privadamente ambos critiquen bastante estos días la trayectoria de Rajoy.

Algún diario importante, poco afecto al PP en general, titulaba a toda pastilla: “Los críticos del PP consideran ‘políticamente muerto’ a Rajoy”. Y ponía en boca de un anónimo ‘dirigente regional’ eso de que el líder está ‘políticamente muerto’, sustentando con ello la tesis de la portada. Lo cierto es que los dirigentes territoriales, por bastante mayoría, parecen discrepar de este diagnóstico, y las espadas están levantadas, haciendo pensar en la posibilidad de una seria fractura en el partido: por un lado, la mayoría se quedaría en sus actuales posiciones declaradamente centristas, mientras que los ‘críticos’, pese a todo el ruido mediático minoritarios, se aglutinarían en torno a alguna otra opción. Con lo que la pregunta sigue siendo la misma: ¿quién podría encabezar esa opción?

El diario barcelonés La Vanguardia titulaba ayer su portada con una información en la que contaba que el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Rouco Varela, tiene desconcertada a la ejecutiva de la dirección oficial de la Iglesia católica española, y al propio nuncio, monseñor Monteiro, con su apoyo a los enemigos de Rajoy, en general, y a algún periodista que distingue al presidente del PP con su hostilidad, en particular. El periodista, Federico Jiménez Losantos, estuvo a punto de ser cesado hace diez días en la influyente emisora episcopal, pero el apoyo de Rouco a favor de su continuidad desequilibró la balanza. Y eso que hasta monseñor Cañizares se pronunció en contra de la permanencia del polémico director de las mañanas de la COPE, según el rotativo catalán. Ello ha llevado a algunos comentaristas y observadores a especular con la hipótesis de que desde ámbitos cercanos a monseñor Rouco se estarían moviendo algunos hilos importantes en la estrategia de acoso y derribo a Rajoy.

Sin duda, esta semana tendremos nuevos datos al respecto. Será esta una semana en la que se hará recuento de amigos y enemigos –porque de tales puede hablarse, aunque el presidente del PP haya negado, como es lógico, que ningún militante ‘popular’ sea su adversario, con lo que señalaba que son gentes de ‘fuera del partido’ las que le hostigan--. Quien sí apoya a Rajoy, además de los ‘barones’ territoriales, es la organización juvenil del PP, Nuevas Generaciones, en general, y desde luego su secretario general, Nacho Uriarte, de manera muy especial. Este domingo, Rajoy se reunía con ‘sus’ jóvenes, que mayoritariamente le darán el respaldo de sus ciento veinte compromisarios al congreso valenciano. Pero lo que no le darán ahora son los avales recogidos para su candidatura; no hasta conocer si se va a presentar otra lista alternativa, lo que podría invalidar los avales dados hasta ahora a la candidatura única de Rajoy. Así es la radiografía de la crisis en este cuarto de hora.

Y,  mientras, sigue la incógnita acerca de quiénes serán los ‘hombres y mujeres fuertes’ en torno a Rajoy en el cada día más importante congreso valenciano. Algo ha quedado, al menos, despejado: contrariando algunos rumores, Alberto Ruiz Gallardón no será el próximo secretario general del partido. El propio Mariano Rajoy lo dijo claramente, al asegurar, en una entrevista ayer, que el secretario general futuro del PP “tiene que ser una persona que se dedique ‘full time’ al partido”. O sea, que el alcalde de Madrid no reúne el requisito. ¿Quizá será nombrado vicesecretario general? El presidente del PP no suelta prenda acerca de quién será su ‘número dos’. Ni sobre Esteban González Pons –que es una de las apuestas más frecuentes--, ni sobre Pío García Escudero –que no quiere, aunque tampoco es mal candidato--, ni sobre la castellano-manchega Dolores de Cospedal, ni sobre el andaluz Javier Arenas, ni sobre Miguel Arias-Cañete, ni sobre Juan Carlos Vera, ni sobre Ana Mato, ni sobre Jorge Moragas, ni…Acerca de todos ellos se hacen estos días cábalas, se especula con ventajas e inconvenientes,  mientras la esfinge Rajoy guarda silencio y los nervios se acrecientan.

¿Qué pasos piensa dar ahora el hombre que concita todas las miradas? Quién sabe; Rajoy saca a pasear sus dotes de persona imprevisible. Le piden que suprima los avales necesarios para que se presente otra candidatura al congreso, le ruegan que salga a contestar a quienes le atacan, a explicar su versión sobre el ‘caso San Gil, que aventure cuál es la mano que mece la cuna…La verdad es que Rajoy no cuenta muchas cosas, fomenta los interrogantes, maneja sus silencios y sus tiempos, quién sabe si sabia o erróneamente. No quiere más aventuras que aquellas en las que ya está embarcado, que no son pocas. Así que no espere usted movimientos espectaculares por su parte ni declaraciones escandalosas.

Mariano Rajoy ha decidido no dejar de ser el hombre prudente y tranquilo que siempre ha sido. Pero, al tiempo, ha abandonado sus ancestrales temores a la confrontación. Yo que sus adversarios internos comenzaría a inquietarme.
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