
Demasiado 'talante' ante la descortesía
Zapatero ha salido muy tocado de la visita a Marruecos. Al menos así lo ha interpretado la mayoría de los medios que han visto cómo se maltrataba al presidente sin que éste intentase impedirlo. Está muy bien eso de mantener buenas relaciones con los vecinos del sur, pero el buen 'talante' no pasa por dejar sin respuesta los gestos descorteses porque en diplomacia, eso también cuenta. A su llegada, todo estaba lleno de banderas del país frente a una ridícula bandera española, pero la 'bienvenida' no acababa ahí.
El primer ministro marroquí,
Abbas El Fassi, reconocía ante la prensa que cada uno ha sacado a la luz durante la entrevista los temas que ha considerado oportunos, es decir, que Marruecos ha puesto de nuevo sobre la mesa su intención de que Ceuta y Melilla pasen a formar parte de su territorio. Son
"un derecho de Marruecos" y España no debe hacer nada "
que eleve la tensión", llegó a decir Abbas El Fassi. Toda un desafío que Zapatero no ha sabido responder con la firmeza que debía y no contento con ello, preguntado por el tema del Sahara, el presidente se ha andado con rodeos para no disgustar a su 'querido anfitrión' y se ha olvidado ya de las deudas históricas que nos unen con un pueblo oprimido por Rabat.
Palabras que están de más

Uno más al que traiciona un micro en 'on'. Ahora, se ha sumado a la larga lista el reverendo
Jesse Jackson, líder del movimiento por los derechos civiles de los negros en EEUU.
Lo que dijo Jackson fue -tras comentar que no le gustaba la condescendecia de
Obama con los afroamericanos- que le
"gustaría cortarle los huevos" al candidato demócrata. A pesar de que ya ha pedido disculpas, la polémica está servida.
Para mayor escándalo, hay que señalar que el hijo del religioso es co-director de la campaña de Obama y ya se ha pronunciado en contra de las palabras de su padre.
No se entiende la im-presentable afirmación de Jesse Jackson, pues durante las primarias demócratas ha apoyado a Barack Obama e incluso ha participado a su lado en algunos mítines.
Quién sabe, quizá el que fuera candidato a las primarias demócratas en 1984 y 1988 y fracasar en su intento de ser el primer presidente negro de EEUU, se siente ahora algo celoso al ver cómo otro parece cerca de alcanzar tal logro.