Obama, tras los pasos de Bush

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y el aspirante demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama, tienen algo más en común de lo que se puede llegar a pensar. O al menos eso es lo que se desprende de la decisión final del senador por Illinois acerca de su candidato al puesto de vicepresidente.

Una elección tan segura como la del senador por Delaware, Joe Biden, devuelve a la memoria política un movimiento similar, pero en filas republicanas: el de Bush seleccionando a Dick Cheney como compañero de fórmula en las elecciones del año 2000.

Se trata de una comparación que a pocos gustará, pero el tándem Obama-Biden tiene muchos puntos en común con el Bush-Cheney de aquel entonces. Muchos republicanos veían a Bush como una apuesta demasiado arriesgada para ganar las elecciones. Una cara más o menos nueva y más o menos joven que poco tenía que ver con Washington y que pocos imaginaban dirigiendo la primera potencia mundial. ¿Les suena la historia?

Bush eligió a Cheney, que ofrecía una experiencia política indudable en numerosas cuestiones vitales, como la seguridad nacional, y con él fue capaz de transmitir un mensaje de tranquilidad dentro y fuera del partido. El peligroso Obama ha dado el mismo paso con Biden, esa voz de la experiencia que conoce los pasillos del poder de Washington tan bien como los conocía Cheney.

Biden equilibra el mensaje de cambio con el que Obama ha llenado todos sus discursos y que hacía que Hillary Clinton no entrara en las quinielas a la vicepresidencia porque nadie entendería la jugada. Muchos se preguntan ahora si Biden significa más cambio que Clinton, pero lo cierto es que más que de cambio se trata de estabilidad, la que ofrece uno de los senadores más curtidos de Estados Unidos con 35 años de experiencia.

¿Es precisamente la experiencia lo que le falta a Obama? Si antes de conocerse la elección, los republicanos ya atacaban al candidato demócrata por ese flanco, ahora, con Biden de por medio, los ataques van a ser incluso más acérrimos.

Para los demócratas, sin embargo, la elección del senador por Delaware es una muestra de tranquilidad que va a ayudar a Obama a convencer a algunos sectores conservadores para que le entreguen un voto que no tenía asegurado.

No en vano, las canas de Biden, de 65 años, y su origen católico y humilde -es hijo de un vendedor de coches- puede aportar factores muy positivos a la campaña de Obama, que se verá más cercana ahora a esa clase media blanca que tan bien domina Hillary Clinton.

Falta ver ahora si la fórmula Obama-Biden consigue imitar el éxito del tándem Bush-Cheney, y que, llegue adonde llegue, no se convierta, como les ha ocurrido a los republicanos, en una de las figuras políticas menos populares de las últimas décadas.