Nada, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados, republicaneados y piscineados niños y niñas queme leéis, que andan los unos y los otros como que lo tiran... O, para ser exactos, exactly, como que se tiran a la yugular del contrario., Es lo que hacen los peperos con los sociatas; estos con el peperío, los nacionalistas con los españolistas al modo Fernando Savater; los laicos con los devotos; los devotos con los laicos y, por descontado, todos contra todos.
Fijaos si no lo que asciendo hoy a la categoría de “eco mundano”. Pongamos que estamos a 22 de agosto, en la localidad coruñesa de Camariñas y ejerce de anfitrión de María José Caride, la consellería de Política Territorial de la Xunta de Galicia. Ha venido a tu domicilio a pasar un par de días. Hasta aquí, fenomenal. Hace un calor de esos que ahoga a los pájaros y la piscina de la solución habitacional presenta un estado de sequedad más propia del desierto del Kalahari (¡tomad buena nota, que está en Sudáfrica). ¿Qué haríais vosotros para que vuestra invitada se refresque? Llenar la piscina de agua, seguro.
Bueno, pues eso es lo que sucedió. Un camión-cisterna de Protección Civil del citado municipio, efectuó varios viajes para llevar los 10.000 litros de agua necesarios para el chapuzón de la conselleira. Fueron en total nueve viajes. Seis de ellos el día 22 y los tres restantes el día siguiente. Ya está. Ya sucedió. Ya se acabaron las vacaciones. Pues ni por esas, pequeñines/as míos/as. Los del Partido Popular de Galicia han puesto pies en pared y se han lanzado al ataque. Dicen que está muy mal, como que fatal "este tipo de prácticas irregulares" y deben ser erradicadas de la vida pública "inmediatamente" y su portavoz adjunta, Pilar Rojo, ya ha presentado una iniciativa en la Cámara gallega en la que reclama "una explicación inmediata" por parte de la conselleira Caride.
Aunque, que se sepa, la conselleira no fue la que llamó a los bomberos para que combatiesen la sequía pertinaz del gresite de la piscina. La buena mujer estaba como que de visita en el municipio, gozando de la hospitalidad de un conocido. Y eso le puede ocurrir a cualquiera, ¿verdad?. Porque, a lo mejor, resulta que el Ayuntamiento de Camariñas, que tiene alcalde sociata (se llama Manuel Valeriano Alonso de León), pues como que se dedica a prestar este servicio extra los vecinos. Que también podría ser. ¿Qué una piscina no tiene agua? Pues se llama al ayuntamiento y, en un pispás, llega la cisterna de Protección Civil a llenarla. ¿Total?... por unos cuantos miles de litros (10.000 para ser exactos) tampoco se altera el equilibrio hidrológico de la zona. Al menos en Galicia que todavía anda sobrada de agua...
O sea, amadísimos/as de mi paterno corazón, que si bien no podemos hablar de una tormenta en una vaso de agua, seguro que, cuando menos, habrá sido un tsunami en una piscina de nada... Porque ¿qué son 10 metros cúbicos frente a la inmensidad del Océano Atlántico? Una chispita de nada, una microgota... Pensad que, si en lugar de agua, hubiese sido –pongamos por caso—cerveza, esa cantidad se la beben en una sola jornada de Liga el público del Estadio santiago Bernabéu... Pues eso.