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Ni de izquierdas ni demócratas

miércoles 26 de septiembre de 2007, 13:43h
   Que a una escritora como Cristina Peri Rossi se la "despida" de un programa de Catalunya Rádio en el que participaba como contertulia por hablar en castellano es como para preocuparse y mucho, pero ya sé que no pasará nada, porque en realidad lo que ha sucedido a Peri Rosi es fruto de la política lingüística de la Generalitat y, por tanto, nadie protestará.

   Los intelectuales que se dicen progresistas miraran hacia otro lado, como lo vienen haciendo, por aquello de no dar armas a la derecha y el gobierno de Zapatero, hará otro tanto de lo mismo porque al fin y al cabo son sus compañeros los que gobiernan Cataluña con la inestimable ayuda de Esquerra Republicana. Verán, a mí me parece que es un atentado contra la libertad de expresión, incluso una violación de un derecho tan fundamental como el de poder expresarse en la lengua materna, el castellano, sobre todo si esa es la lengua oficial en España, también en Cataluña junto al catalán.

   En su día el Consejo de Administración de la Corporación Catalana de Radio y Televisión ya aprobó que locutores, entrevistadores y colaboradores de programas deben hablar en catalán. Algunos periodistas de la cadena, supongo que en defensa de la libertad, hicieron oídos sordos a esta decisión y continuaron teniendo colaboradores que hablaban castellano. Pero ahora el susodicho Consejo de Administración ha decidido que las cosas no pueden seguir así, de manera que quienes hablan en castellano son amablemente despedidos, eso sí, a Cristina Peri Rosi se le ha dicho que si publica un libro y la entrevistan podrá hablar en castellano. Pero por si fuera poco, los que mandan en la corporación de radio y televisión catalana rizan aún más el rizo, y así los periodistas que trabajan en la tele y la radio autonómica saben que cuando se tenga que tratar un tema, lo mejor es invitar a alguien que hable catalán. Si sabe mucho o poco es lo menos, lo importante es que los invitados se expresen en catalán .

   Imponer una lengua y perseguir a quienes no la hablen, privándoles de varios derechos, el de expresión, pero también el de trabajar, es una medida de régimen totalitario. Lo peor, ya digo, es que quienes deberían defender en primera línea la libertad de expresión miran hacia otro lado. ¿De verdad merece la pena pagar un precio tan grande como el que está pagando el PSOE con tal de mandar? El nacionalismo entendido a la manera de como lo están impulsando desde la Generalitat bajo los auspicios de Esquerra es una forma de opresión y lo peor es que terminará haciendo la convivencia impracticable. Perseguir a alguien porque hable su idioma materno es un ataque a la libertad, lo peor es que lo están haciendo políticos que se dicen de izquierdas y demócratas. Desde luego los hechos desmienten las etiquetas.
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