www.diariocritico.com

El batacazo no anunciado

sábado 16 de agosto de 2008, 19:33h
 

“Y aunque lográramos éxitos inmensos en nuestro trabajo, no tendríamos ningún fundamento para volvernos engreídos y presuntuosos. La modestia contribuye al progreso, y el engreimiento conduce al atraso. Debemos tener siempre presente esta verdad”. (Mao Tse Tung, 15-09-1956)

Un pesimista vería la botella medio vacía. El optimista, medio llena. El realista, se limitaría a dar los centímetros cúbicos de líquido restantes. Vayamos al resultado España, 82 – EEUU, 119. ¿La diferencia? 37 puntos. Hoy se esperaba en el Pabellón Wukeson de Beijing la derrota de la selección española de baloncesto, nuestros chicos de oro, frente a la estadounidense, algo así como la NBA All Stars. Confundiendo los deseos con la realidad más pedestre, sacábamos pecho diciendo que íbamos a ver espectáculo entre los dos mejores niveles del baloncesto mundial. Eso era ayer. En realidad teníamos que haber hablado del batacazo anunciado. Hasta este momento, la selección de Aíto García Reneses, pese a ganar los tres partidos anteriores, había puesto delante nuestro todas sus carencias tácticas.

Los de Kobe Bryant and Company, lo más de lo más avanzado del baloncesto como negocio, dieron un recital de juego y de precisión encestadora, sacando, en los cinco partidos jugados, la diferencia más abultada de todas. Los estadounidenses, narcisistas –les encanta gustarse a sí mismos— en la segunda parte llegaron al onanismo encestador. Balón robado por ellos, canasta segura. Una y otra vez. Atacando y defendiendo. Utilizando las marrullerías –hijoputeces, más bien-- propias de la NBA: esos férreos marcajes hombre a hombre, trufados de empujones y sonorizados con palabras gruesas. Ya nos hemos caído del guindo. Ojalá le sirva de lección a Aíto y sus chicos.

Por otro lado, la jornada no podía haber empezado con mejor pie para los españoles. El mallorquín Joan Llaneras, en pista cubierta, conseguía el segundo oro ciclista para España en estos Juegos. Era el último esfuerzo de su carrera, ganando su tercera medalla consecutiva en los JJOO. Primero en Sidney (2000), luego en Atenas (2004) y ahora, el cierre y despedida profesional con un nuevo oro. Y las tenistas españolas Vivi Ruano y Anabel Medina se nos ponen en la final de dobles, ya con la plata –que podría y debería ser oro- asegurada. Lo mismo que Rafa Nadal. Cinco medallas, tras la primera semana mitad de los Juegos, no cubren las expectativas creadas, pero algo es algo y menos dio la selección de baloncesto hoy frente a la de Estados Unidos. Es un consuelo.

Aunque el espectáculo estaba hoy en la final de los cien metros lisos masculinos. El jamaicano Usain Bolt, en nueve segundos y sesenta y nueve centésimas estableció los nuevos récords –mundial y olímpico—de una de las pruebas reinas del atletismo. Fue más rápido que un concejal gilista marbellí aceptando un soborno millonario. En la Grecia olímpica lo hubieran coronado de olivo, compuesto odas en su honor y hasta las púberes canéforas le ofrendarían el acanto. Eso sería antes. El veloz atleta –que sabe lo suyo—envuelto en la bandera de su país (negra, verde y con un aspa color oro) fue mucho más práctico. Se descalzó y enseñó a las cámaras de televisión que le enfocaban sus zapatillas de correr, con la marca bien visible. Otras imágenes que dieron la vuelta al mundo a mayor gloria del fabricante. Y es que en los Juegos Olímpicos hay momentos para todo. Hasta para batir récords. O para ejercer el abyecto acto del peloteo cortesano.

Sucedió, para sonrojo de Arsenio Cañadas, el comentarista de TVE, durante la retransmisión del partido de baloncesto España-EEUU. Su técnico baloncestista de apoyo, Fernando Romay, comentando la presencia en Beijing de la reina Doña Sofíay de los Duques de Palma lanzó encendidas loas a la Familia Real, con el peregrino argumento de que su presencia –cuasi taumatúrgica, pura Edad Media, como la de los reyes curando por contacto la escrofulosis o el chancro blando—conseguía que aumentase el medallero patrio. Fábrica de republicanos militantes. Baboseo en estado puro. Una majadería. Infantilismo de niño grande. Comentario de aspirante a la concesión del título de vizconde de la Pelota o, al menos, barón del Lametón Cortesano. De vergüenza ajena, ya que no propia. Vivir para oír. También vivir para ver el negociazo de las marcas de ropa y equipos deportivos. Como para borrarlo del video.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios