Múgica indicó que las leyes imprimen un "criterio de generalidad" y que, por tanto, "no se pueden modificar en virtud de unos acontecimientos que, aunque sean absolutamente condenables y deban ser sancionados, no obligan a establecer una nueva norma". A su juicio, una sociedad democrática "no debe estar sujeta a los acaeceres imprevistos por muy lamentables que sean".
Indicó que un cambio normativo sólo debe producirse cuando la sociedad lo reclame "unánimemente", y después de estudiar que estas quejas son "veraces" y responden a una "calidad cierta". Sin embargo, insistió en que estos acaeceres son consecuencia de la pérdida de valores y que "hay a alcanzar entre todos a ver qué hay que hacer para recuperarlos". "Tenemos que ver por qué ha pasado esto y cuáles son las causas", apostilló.
Múgica manifestó, asimismo, su "enorme preocupación" por estos sucesos y trasladó a las familias de las víctimas de las agresiones su "solidaridad". "El problema es enormemente grave y aquí están implicados los padres, los enseñantes, los amigos de los niños violadores y los amigos de las menores violadas", subrayó el Defensor para concluir que "es tarea de todos" el restablecimiento de los valores desde los cauces "más diversos" --escuelas, medios de comunicación, familias y amigos-- para que esto no vuelva a suceder".