Contador: una condena bochornosa... pero legal

La Justicia está en duda. No, no nos referimos a la española, que también y en estos días tenemos varias cuestiones candentes -Garzón, Gúrtel, Urdangarín-, sino a la deportiva a nivel mundial. Porque en el fondo es bochornosa la decisión del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) que condena al 'campionísimo' Alberto Contador por el tan polémico como famoso 'caso clembuterol'. Remedando a lo una de las frases más conocidas de Marx -sección Groucho-, "esto lo entendería un niño de cinco años... que venga un niño de cinco años", aquí acontece lo mismo. Hasta el mismo tribunal admite que los 50 picogramos encontrados en su sangre en la jornada de descanso del Tour 2010, un ya nefasto 21 de julio. Hasta los muchos detractores del español, incluso en la Unión Ciclista Internacional (UCI), y la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), que recurrieron la absolución del de Pinto, son conscientes que con tan nimia cantidad era imposible mejorar el rendimiento; hasta un niño de cinco años o recién nacido lo entendería. Máxime cuando la hoja de servicios del de Pinto al ciclismo, plena de triunfos irrebatibles, era intachable y él había sufrido y superado sin mácula centenares de análisis sin problemas.

Su versión de la carne contaminada tenía el máximo de credibilidad y también cualquier personal normal y corriente -incluso, suponemos,que hasta los miembros del jurado que salvó a Camps- y hasta un niño de cinco años o recién nacido le habría dado credibilidad. Pero... Pero el gran problema, el serio hándicap que tenía el campeón muy en contra es que la ley, la normativa de la UCI, prohíbe totalmente el consumo de clembuterol, sea la cantidad que sea. Es decir, el fondo, la moral y la ética salvan a Contador, pero... pero las formas le condenan. Eso sí, él y su caso servirán para que se cambien las reglas y que se especifique a partir de ahora la cantidad mínima sancionable, que es ¡100 veces superior, 100! a esos 50 picogramos. En cualquier caso, Contador se lleva así una gravísima cornada por parte de la UCI y el AMA, pues no sólo le roban el Tour 2010 y el Giro 2011, sino que le impiden acudir este año a la ronda gala y a los Juegos Olímpicos porque la sanción ha tenido efectos retroactivos.

Es lo único no grave entre tanto perjuicio, entre tanta injusticia, ya que al menos no le hunden el futuro, como a Valverde, cuya sanción a principios de 2010 fue hacia delante, y al de Pinto le dejarán pelear por la Vuelta a España y el Mundial de este año. No sabemos la reacción que tomará el moralmente hundido Contador, que amenazó con retirarse si al final del proceso le sancionaban, pero lo que nos gustaría es que aguantara, incluso recurriendo a la justicia ordinaria, y demostrara ganando nuevos Tour y Giro, la tremebunda injusticia; que demostrara que sigue siendo el mejor ciclista del mundo, mal que pese mucho en ciertos sectores, sobre todo en tierras galas. Y una última cosa a vuelapluma, que este asunto va a traer mucha polémica aún: se demuestra una vez más que, como acontece con nuestros políticos con sus votantes, los dirigentes deportivos están muy por debajo a la hora de defender a los deportistas donde realmente hace falta. O sea que el deporte español, tan puntero, tan de 'annus mirabilis' desde hace una década, no es respetado en los ámbitos decisivos internacionales, donde se ríen de nosotros e incluso se vengan -desde luego nadie duda que, con estas pruebas, si Contador hubiera sido norteamericano, francés, inglés, alemán etc. no sólo no le habrían condenado, sino ni siquiera denunciado- y convierten el 'mirabilis' en 'horribilis'. Ánimo, 'campionísimo', ánimo.