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Descalabro e invisibilidad

Descalabro e invisibilidad

miércoles 24 de octubre de 2012, 17:04h
Interesante la polémica sobre un presunto pacto del PSE y Bildu a cuenta de la postura común de la Diputación de Guipúzcoa y el Gobierno Vasco en funciones oponiéndose al PNV y PP acerca de las posturas sobre el reparto del dinero recaudado a las empresas por devoluciones fiscales. Un improbable pacto Bildu-PSE sumaría 37 escaños en el Parlamento de Vitoria. Los mismos 37 de una coalición PNV-PP, y eso dejaría en manos de Gorka Maneiro (UPyD) el gobierno de Euskadi. Como antes lo estuvo en las de Ezker Batua. He oído estos días muchas opiniones sobre el descalabro socialista en estas últimas elecciones en Galicia y el País Vasco, pero nada sobre la invisibilidad de Izquierda Unida; excluida del parlamento en el caso vasco, cuando podían haber sacado tres escaños. Al presentarse escindidos en Ezker-Anitza-IU por un lado, y Ezker Batua-Berdeak por otro, se han quedado fuera. En Galicia EU se ha diluido hasta la invisibilidad, integrándose en la AGE de Beiras, aunque sea Esquerda Unida la que aporte cinco diputados y Anova cuatro al parlamento gallego.

En 1914 los pensadores socialistas y anarquistas más lúcidos, pero sólo unos pocos, denunciaron las manipulaciones victimistas del nacionalismo que arrojaba a las trincheras a millones de europeos; trabajadores contra trabajadores. La mayoría de las izquierdas apoyó la guerra, entrando a formar parte de los gobiernos de coalición hasta aplastar al enemigo. Quien osó alzar la voz, contra la "Union Sacrée", fue silenciado, encarcelado, o como en el caso del líder internacionalista, Jean Jaurés, asesinado. Esa gran victoria de los nacionalismos, que alumbró tantos nuevos países independientes, costó ocho millones de vidas y seis millones de mutilados o inválidos. 

Es una lección. Cuando entran en competencia la ideología socialista y la nacionalista siempre gana la segunda. La primera es cerebral, y apela a la fría razón. La segunda es sentimental, irracional y apela a la pasión, al aullido de la manada. 

¿Quieren otro ejemplo? En el periodo de entreguerras surgieron en Europa movimientos que trataban de armonizar las teorías sociales de la izquierda con el patrioterismo nacionalista; nacional socialismo alemán, fascismo italiano, Falange en España, etc. Cuando esas ideologías entraron en conflicto en su seno siempre ganó el nacionalismo, a veces, como no podía ser menos, de manera violenta, como en la noche de los cuchillos largos.

Lo vimos también en la historia de las asambleas de ETA y las sucesivas escisiones de los sectores "obreristas", los cuales optaban por el abandono de la lucha armada, y los nacionalistas-militaristas, que al igual que en 1914 seguían apostando por la guerra y el asesinato.

Esa parte de la Historia de España ha condicionado la interpretación que hace la izquierda de los nacionalismos, asociándolos a la lucha contra el franquismo.
Súmese a eso el apoyo de esa izquierda a los procesos de descolonización, erróneamente identificados con el independentismo vasco o catalán, y ya tenemos al PSOE y a IU divididos en un océano de contradicciones, dejando al PP como único partido vertebrador de toda España, con el permiso de UPyD. Es el precio del pudor a la hora de declararse nacionalistas españoles mientras se admiten sin vergüenza los nacionalismos vascos, gallegos, andaluces o catalanes y se canta "La Internacional".

Siempre dije que el mayor error de Javier Madrazo había sido pactar una coalición de gobierno con el PNV. ¿Un partido de inspiración marxista gobernando con uno de derechas (y perdonen la redundancia) nacionalista? ¡Otra Union Sacrée! ¿Había estallado otra vez la Primera Guerra Mundial? Consecuentemente con el desconcierto del electorado, en las elecciones del 2009 al parlamento vasco, Ezker Batua perdió la mitad de los votos, Madrazo su acta y tuvo que dimitir como coordinador de esa formación.

Ahora veremos lo que tarda Beiras en fagocitar a Esquerda Unida en Galicia.

Mientras, el PSC, con Pere Navarro al frente, se apresta a sufrir otra debacle en Cataluña con un discurso confundido y confuso en la línea de hacer guiños soberanistas, con un planteamiento federalista que no quiere ni Dios, al mismo tiempo que se critica al independentismo de Mas y el jacobinismo del PP, que se está quedando sin oposición y sin alternativa gracias a un discurso ideológico más claro y cohesionado. Aunque sea oponiendo un nacionalismo a otro, pues tal parece que eso, y el neoliberalismo, van a ser las únicas ideologías supervivientes en el siglo XXI. Sin oposición coherente, como los populares en España.
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