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Ándese con ojo, maestro

martes 19 de junio de 2018, 08:49h

Ahí tienen ustedes a don Pedro Sánchez, que andaba de aspirante por los caminos secundarios de la fiesta, dispuesto a encerrarse en la Monumental de la Política Nacional con una corrida completa de bravos. Lidiará más solo que la una, con el apoyo exclusivo de su propia cuadrilla, expuesto al infortunio y a la decepción del respetable. Es muy posible que Pedro Sánchez haya cumplimentado ya la liturgia previa que rodea un acontecimiento de tal relieve. Seguramente, a todo correr, acompañado por su apoderado y algún sobresaliente de confianza, habrá observado con atención los morlacos que debe faenar de inmediato. En los corrales, a la espera del apartado, los toros elegidos aguardan su encuentro definitivo con el matador. De cuernos astifinos y cabezas imponentes, escarban en la tierra y cabecean peligrosamente. Seguramente, el más sabio y veterano de la venta, dirigiéndose al protagonista del festejo, le comentará al oído: “ándese con ojo maestro”.

Algo muy parecido, con toda la humildad del mundo, le recomiendo yo al neófito presidente del Gobierno: "Andese con ojo, señor Sánchez". La primera fiera que tendrá que recibir y capotear lleva por nombre economía y pesa más que sus compañeros de lote. Tiene mucho peligro la envestida de ese zaino encastado. Aún quedan millones de españoles varados en las cunetas de España, lamiéndose las heridas de una crisis terrible que los dejó en la miseria. En la memoria de las gentes queda todavía muchos recuerdos dolorosos y demasiados costurones sin cicatrizar. Por culpa de una coyuntura crítica, que los socialistas de Zapatero no intuyeron ni combatieron a tiempo, se sucedieron los ajustes masivos de plantillas, la quiebra de miles y miles de pequeñas y medianas empresas, la destrucción implacable de empleo, los desalojos y desahucios, la acumulación de deudas y la perdida de muchos patrimonios familiares. Un desastre sin paliativos que sumergió en la penuria a millones de españoles. España se empobreció y la cohesión de nuestra sociedad saltó por los aires.

La recuperación económica impulsada por los sucesivos gobiernos de Mariano Rajoy, que nos libró del temible rescate comunitario, se apoyó en reformas socioeconómicas imprescindibles, en el recorte del gasto público, en el control presupuestario, en la subida de impuestos y en los sacrificios generalizados que afrontó la inmensa mayoría de los ciudadanos. Todo lo vivido hasta hoy sigue marcando nuestra existencia y nadie puede olvidar lo que ha pasado. Por todo ello, presidente Sánchez, aunque nadie le pueda negar que se ocupe de los más vulnerables y se aplique en medidas redistributivas del incipiente saneamiento nacional, tenga en cuenta que cualquier error de cálculo puede disparar el costo de la administración del Estado, quebrar definitivamente nuestro sistema de pensiones, debilitar el crecimiento y aminorar la creación de empleo.

Yo me fio de Sánchez cuando se inviste de hombre de Estado, espero lo mejor de sus ministros principales, pero todo se vendría a bajo si el nuevo Gobierno cae en las tentaciones radicales y populistas que predican sus presuntos compañeros de viaje. Si tal cosa sucediera, si Sánchez tuerce el rumbo de la nave y vuelve a encallarla, la izquierda se quedaría sin futuro y el centro derecha recuperaría el poder perdido. Los toros más peligrosos van al bulto y buscan la taleguilla del artista. Ándese con ojo señor Presidente.

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