Un recuerdo para los inmigrantes latinoamericanos tirados en Barajas

Acaso, a la hora de acordarse, como es habitual todos los años, de los menos favorecidos por la fortuna, el Rey debería haber incluido en su mensaje navideño a los centenares de personas, inmigrantes en su mayoría que iban a pasar la Nochebuena con sus familiares, y que en esos momentos se hallaban casi literalmente tirados en el aeropuerto de Barajas. Sin dinero, sin alimentos y con la desesperación de saber que los ahorros de mucho tiempo, invertidos en un pasaje de Air Comet para viajar a sus países en estas fechas,  se iban seguramente al garete. Ya comprendo que el asunto era demasiado coyuntural, excesivamente puntual, y que afecta, además, nada menos que al polémico presidente de la patronal española, Gerardo Díaz Ferrán, dueño de la ya clausurada aerolínea.  Pero no por ello deja de ser cuestión sintomática y me parece que grave, como explico más adelante.

Menos mal que el Ministerio de Fomento, cuyos responsables prometen ajustarle las cuentas –nunca mejor dicho—al aún presidente de la CEOE, resolvió con relativa celeridad la situación de los frustrados pasajeros y puso a su disposición aviones para llevarlos a Quito, Lima, La Habana y a otros destinos minoritarios. Pero la crisis estaba ya servida, y yo pude hablar, en la madrugada de ese mismo día 24, con uno de los inmigrantes que aún no habían podido viajar a sus destinos: me transmitió su desolación, su inmenso enfado y la irritación que se vivía en su país, Ecuador en este caso, ante la situación creada por la quiebra de Air Comet. Una quiebra largamente anunciada, por otro lado. También me confesó, y ello me dio pie para el titular de este comentario, que les habría gustado mucho una mención de Don Juan Carlos, un recuerdo, en el mensaje de la Nochebuena. Sí tuvieron este recuerdo las autoridades ecuatorianas, quizá entre otras, que se han apresurado a presentar una demanda por estafa contra Air Comet. Y, por supuesto, les hago a ustedes gracia de los comentarios que, acerca de ‘ciertas empresas españolas’ han aparecido en bastantes periódicos latinoamericanos.

Es decir: la imagen de España en general, y la del empresariado español en particular, ha sufrido no poco con el ‘affaire Air Comet’. Que no es una quiebra puntual más de una empresa que antes iba viento en popa y a la que le cayó encima la crisis: personalmente, recuerdo haber presentado una queja contra esta compañía aérea ya el mes de agosto de 2007, cuando, junto as mi familia y otros ciento veinte pasajeros, nos dejó aguardando en el aeropuerto de Barajas, durante veinticuatro horas, la salida de un avión a Buenos Aires. Y ya entonces, el propio personal de Barajas e incluso la Guardia Civil, que hubo de intervenir para calmar a los airados pasajeros, admitían que el caos en Air Comet –compañía sobre la que escribí, lo reconozco, una dura diatriba, que no pudo detener un atribulado jefe de prensa de la entidad— era moneda corriente, con fallos casi a diario.

Me resulta inaceptable, por tanto, que Díaz Ferrán, en una pintoresca conferencia de prensa, que mostraba además su desarme en materia de comunicación, achacase a los bancos, a la huelga de sus trabajadores --¿qué esperaba, si llevaban ocho meses sin cobrar?--, a los medios y hasta, si se descuidan, a los pasajeros, a los que casi llama tontos por volar en su aerolínea, las culpas de todo lo ocurrido. La realidad es que Air Comet estaba pésimamente gestionada desde siempre, como se demostrará, me parece, ante los tribunales que deberán dirimir sobre las indemnizaciones y pagos de deudas que Díaz Ferrán deberá afrontar. Y la realidad es que el presidente de la CEOE adeudaba bastante dinero incluso a una entidad financiera de la que era consejero, Caja Madrid.

En estas condiciones, solo cabe suponer que este empresario dejará en breve la dirección de la patronal para afrontar su incómodo destino, por mucho que desde algunos medios le consideren casi una víctima del Gobierno por su ‘independencia’ frente al ‘zapaterismo’ a la hora de rechazar el diálogo social tal y como el Ejecutivo lo planteaba. Lo cierto es, sin embargo, que Díaz Ferrán ha recibido no poca ayuda desde el Gobierno, especialmente en el asunto de Aerolíneas Argentinas, donde todos chocaron con la intransigencia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. No; Díaz Ferrán, apoyado inicialmente por la dirección de la CEOE e incluso por algún portavoz del Partido Popular, como Cristóbal Montoro, dejará presumiblemente el cargo a mediados de enero, si es que no se ve forzado a hacerlo aún antes. Y otro episodio lamentable en el panorama de la economía española habrá quedado atrás, aunque los contribuyentes lo habremos, cómo no, pagado por anticipado.

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