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Honduras y la tesis del complot internacional contra el Perú

Honduras y la tesis del complot internacional contra el Perú

viernes 10 de julio de 2009, 20:31h
La lección que el golpe de Estado en Honduras deja a la administración del presidente Alan García es que en la política internacional los límites son más complejos de lo que imaginaba. Apenas se produjo la ruptura de la democracia en ese país, el canciller peruano José Antonio García Belaunde se apuró a “condenar enérgicamente” los hechos, haciendo eco de la ONU y la OEA. Esto se ha visto en Perú como una contradicción en el discurso del Gobierno, que lleva semanas acusando a los regímenes de Venezuela y Bolivia de promover los disturbios internos del país, calificando a sus presidentes como “antisistema”. ¿Cómo condenar la caída de uno de los presidentes alineado con los “antisistema” Hugo Chávez y Evo Morales? He ahí la contradicción.
En repetidas ocasiones, miembros del gabinete señalaron que desde La Paz y Caracas se azuzaban los conflictos internos del Perú: una tesis sólo cimentada en la detención de un ciudadano venezolano en una de las recientes manifestaciones. Sin embargo, tras la crisis en Honduras, el Ejecutivo debió a apurarse a condenar los hechos y a defender a un presidente claramente alineado con la ideología de Hugo Chávez. El Gobierno tuvo que apoyar a los que antes denunciaba, exponiéndose al ridículo.

Aquellas acusaciones incluso motivaron un artículo que el propio Alan García publicó en el diario “Expreso” el pasado 29 de junio, titulado “A la fe de la inmensa mayoría”. En él, García hablaba de una “nueva guerra fría” y un “conflicto internacional”, promovidos, según él, por “los sobrevivientes de la izquierda de los 70”. Se refiere, indubitablemente, a los regímenes de influencia chavista. Tras acusarlos de “antidemocráticos”, luego el Gobierno tuvo que condenar el golpe de Estado a Manuel Zelaya.

Por supuesto que la condena diplomática se hizo sin mayor entusiasmo. Muy diferente a la actitud de los presidentes Chávez y Correa que se embarcaron en una verdadera cruzada para reponer a Zelaya, olvidando que ellos mismos tuvieron que ver con golpes de Estado cuando recién se asomaban a la política. Pero ese es otro tema.

Como bien apunta el analista Carlos Iván Degregori, Alan parece olvidar que es el líder del Partido Aprista Peruano, agrupación que durante décadas padeció el artículo 53 de la Constitución de 1933, que les impedía participar en cualquier proceso electoral por ser un “partido internacional”. Ahora es él quien señala a las ideologías internacionales. Esperamos que, tras la experiencia, García aprenda que no todos los de izquierda son “antisistema”, que no todos los que se oponen a su modelo económico son los malos de la región, los que quieren desestabilizar al Perú.
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