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>> Diario de campaña:Los tres Joan

miércoles 17 de noviembre de 2010, 10:27h
Depende, como siempre, de cómo se efectúen las preguntas en las correspondientes encuestas, pero es evidente que el sentimiento independentista ha crecido en Cataluña en los últimos años. En qué proporción, es difícil de cuantificar y, curiosamente, tal deriva es compatible con que el grupo de población que se siente tan catalán como español presente sistemáticamente porcentajes más altos que los grupos que se sienten más catalanes que españoles o los que se sienten exclusivamente catalanes.

En cualquier caso, no deja de ser llamativo que a las tres opciones nítidamente independentistas que gozan de cierta resonancia mediática las encuestas les atribuyan poco más que 14 o 15 escaños, es decir que apenas representarían el 10% de los integrantes del nuevo parlamento. Ciertamente, es evidente que en Convergència i Unió, pero también en Iniciativa per Catalunya e incluso en el PSC, hay un número considerable de independentistas, pero lo son más de corazón que de cabeza.

Pero volviendo a los que quieren convocar un referéndum de autodeterminación en la próxima legislatura -la Esquerra de Puigcercós- como los partidarios de la declaración unilateral de independencia mediante una mayoría simple de los diputados que resulten elegidos el 28-N -la Solidaritat de Laporta y el Reagrupament de Carretero-, se da la circunstancia anecdótica de que los líderes de las tres formaciones comparte el nombre de pila, Joan. El nombre y el independentismo es prácticamente lo único que comparten, puesto que no es nada fácil encontrar tres personalidades tan diversas.

Joan Puigcercós, que en diciembre cumplirá 44 años, es el más joven de los tres, pero también el que más tiempo lleva en política. Su reciente boutade sobre los andaluces y los impuestos no ha sido fruto del clásico calentón de campaña, sino que es una provocación perfectamente estudiada, ya que se le considera sumamente calculador. De hecho, las principales críticas a Puigcercós suelen proceder de sus ex correligionarios de Esquerra, ya que ha dejado numerosos cadáveres políticos en la cuneta, el más exquisito de los cuales es probablemente el de la periodista Pilar Rahola, que no pierde ocasión para ponerle a parir. Su objetivo en las elecciones es salvar los muebles -todas las encuestas pronostican un fuerte descenso de los votos a Esquerra- y, en segundo lugar, ofrecerse a Artur Mas para completar la mayoría absoluta, una oferta que al sector soberanista de Convergència no le disgustaría, pero que probablemente provocaría la ruptura con sus socios de Unió.

Su exitosa presidencia del Barça, al menos en el aspecto deportivo, ha proporcionado a Joan Laporta, 48 años, un reconocimiento prácticamente universal. En otra persona, esos siete años en el palco le habrían franqueado automáticamente el paso al Gotha social, económico y mediático de Barcelona, si no al de toda Catalunya, pero, curiosamente, ahora se ha convertido en un apestado, en un paria social. La razón hay que atribuirla probablemente a una arrogancia sin límites, que han transformado un carácter ya de por sí difícil en otro francamente amacarrado. Ignorado por los medios de comunicación, se ha entregado a una campaña populista y monotemática que, entre otras patrañas, asevera que una Cataluña independiente constituiría el cuarto PIB de la Unión Europea. Sus detractores aseguran que precisa del escaño a toda costa para blindarse de posibles indagaciones sobre las causas del meteórico crecimiento de su patrimonio.

Finalmente, habrá que reconocer que Joan Carretero, a punto de los 55 años, es, como mínimo, un político atípico, en el sentido de que ha hecho bandera de su intransigencia. Conseller de Gobernación en el tripartito presidido por Maragall en representación de Esquerra, fue despedido de su cargo en abril de 2006 a raíz de unas declaraciones muy críticas con José Luis Rodríguez Zapatero en relación al proceso estatutario, destitución que sólo precedió en tres semanas a la salida de todos los miembros de Esquerra del Govern y, en realidad, al abrupto final del primer tripartito.

Serio pero cortés en el cara a cara, médico en ejercicio en Puigcerdá, ciudad de la que fue alcalde, Carretero se transfigura en la tribuna de oradores. En un reciente mitin en Berga, afirmó que “somos una colonia, perdimos la guerra contra los españoles y nos tratan como a derrotados”. No se sabe a qué guerra se refería el doctor Carretero, pero parece evidente que sus conocimientos históricos no corren parejos a sus conocimientos médicos.


(*) Ramiro Desvalls es un colectivo de periodistas y escritores catalanes, tanto de origen como de adopción



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