... Y ahora, la ‘caja de resistencia’

         Ya se ha emitido la ‘nota de ampliación’ número 1 de ETA; es decir, la primera de las notas ampliando el comunicado de tregua emitido hace un par de semanas por la banda terrorista. Van a seguir otras ‘notas ampliativas’ con nuevos elementos que culminarán, antes de final de año, con una declaración de tregua definitiva, unilateral y verificable internacionalmente. En Diariocrítico lo hemos adelantado con absoluta precisión, pero hoy vamos un paso más lejos.

         La ‘nota ampliativa’ que los terroristas han hecho llegar a Gara contiene uno de los elementos básicos –aunque aún insuficientes- para llegar al objetivo final: la aceptación explícita de la llamada ‘Declaración de Bruselas’ firmada por líderes internacionales expertos en la resolución de conflictos y procesos de paz. Esa declaración señala, textualmente: “Hacemos un llamamiento a ETA para que apoye este compromiso declarando un alto el fuego permanente y completamente verificable”. Ése es el quid de la cuestión: cuando ETA acepte una verificación plena por parte internacional es que estamos llegando al fin del final del proceso. Y lo que ha ocurrido este fin de semana significa una gota más en el goteo declarativo de ETA.

         Pero antes de que se llegue al final, las cabezas pensantes en la lucha antiterrorista parece que se adelantan a la estrategia del estertor de ETA. En enero de 1981, la ya extinta ETA p-m, mientras negociaba con el Gobierno de UCD su disolución e integración en la vida política vasca, secuestró al industrial valenciano Luis Suñer Sanchís mientras se encontraba en su despacho de Avidesa. ETA reivindicó su autoría en el diario Egin. El 13 de abril, los terroristas anunciaron su liberación, que se produjo a la mañana siguiente en Alberite (La Rioja). ETA p-m pudo cobrar por su rescate hasta doscientos millones de las antiguas pesetas.

         ¿Cómo era posible que en mitad de una negociación se produjera un secuestro de esas características? Hoy resulta evidente que lo que pretendía ETA p-m antes de anunciar su definitiva disolución era recaudar fondos para su ‘caja de resistencia’; es decir, de disponer de dinero para el mantenimiento de todos aquellos terroristas que querrían reintegrarse en la vida civil, pero que no podrían hacerlo en muchos años dado que sus causas judiciales eran ‘demasiado sangrantes’ como para indultarlos sin más. Esa ‘caja de resistencia’ debía de servir para su mantenimiento en sus lugares de extrañamiento.

         ¿Es la misma estrategia que está utilizando hoy esta agónica ETA? Porque, ¿cómo creer, si no, las ‘buenas intenciones’ de tregua de ETA, ese avance –al parecer imparable- hacia lo definitivo y lo verificable internacionalmente, mientras remite múltiples cartas de extorsión a empresarios vascos?

         Para los responsables pensantes de la lucha antiterrorista no cabe la menor duda: ETA está clarificando sus finanzas, robusteciendo sus arcas para el desarrollo diario de la organización, pero, sobre todo, engordando su ‘caja de resistencia’ para mantener a aquellos que no puedan volver cuando todo termine... si es que todo termina.

         En todo caso, como ya hemos adelantado en este diario, antes de finalizar este año habrá un comunicado final de la banda. Al tiempo.