La alegría de la noticia de que España finalmente sí organizará el Mundial de fútbol de 2030 acabó con el pesimismo tras el 'caso Rubiales' y el 'caso Negreira'.
Muchos creían que estos 2 incidentes serios podrían suponer a última hora una retirada de interés por parte de la FIFA para que nuestro país sea sede de esa gran cita futbolística.
Pero tras la euforia del momento, es hora de valorar qué supone para nuestro país.
Demasiado repartido
Para empezar, el Mundial no es sólo de España, sino que lo organizaremos y lo albergaremos junto a la vecina Portugal y también Marruecos.
Aunque nuestra condición de país más grande y relevante en el orden internacional da para pensar que el partido de la final será para nosotros, está en el aire otros encuentros.
Para empezar, Portugal se debería asegurar, al menos, una de las 2 semifinales. También queda por negociar ahora, entre los 3 'agraciados', cómo y cuántos partidos se disputarán en la vecina del norte de África.
Aunque en su momento integrar a Marruecos fue, para muchos, una cuestión de imagen, ahora puede suponer una rémora por la colaboración mutua y los recelos para repartirse el protagonismo.
Los partidos inaugurales
El otro mazazo para España fue conocer que la FIFA está planeando, aún sin confirmación oficial, que la candidatura sudamericana conjunta de Argentina, Paraguay y Uruguay, albergará algunos partidos también.
Se trata de un homenaje porque en 2030 se cumplirá el centenario de la primera Copa del Mundo, que tuvo lugar en Uruguay en 1930. Una locura de formato combinado que no parece gustar a nadie salvo, lógicamente, a los interesados.
Argentina, Paraguay y Uruguay era la gran rival de España-Portugal para albergar el Mundial 2030, pero el hecho de que el Mundial de 2026 sea en Estados Unidos, México y Canadá, suponía un impedimento lógico, ya que hubiera supuesto retener el torneo para este vasto continente durante muchos años.
Pero la FIFA parece interesada en repartir fútbol por todo el globo y valora la idea de que Argentina, Paraguay y Uruguay sean sedes de partidos inaugurales, lo que le restará protagonismo a España, y sobre todo a Portugal, segunda en cuestión y que se tomaría cada pérdida de encuentros como una afrenta.
La realidad es que por entonces, el formato del Mundial de la FIFA será ya de 32 equipos, por lo que habrá encuentros de sobra para contentar a todos. Además, lo que el máximo organismo del fútbol está meditando es si Argentina, Paraguay y Uruguay sólo son sede de las selecciones de esos países para sus primeros partidos. Pero claro, supondría también decidir si les considera organizadores y por tanto las 3 implicadas no tienen que pasar por la fase de clasificación, lo que sería inaudito y algo injusto para el resto de países. Argentina y Uruguay son casi siempre fijas en los Mundiales, pero lo de Paraguay se interpretaría casi como un regalo.
Críticas
En todo caso, un formato a debate porque supondría tener en la práctica 6 países organizadores y 3 continentes implicados (América, Europa y África).
Además, los más nostálgicos del fútbol creen que repartir las sedes le quita valor a la organización, ya que siempre se recuerdan los Mundiales del pasado por el país que era el organizador único o principal.
Anteriormente, sólo el Mundial de 2002 fue repartido, ya que lo organizaron Japón y Corea del Sur como aliadas, aunque también supuso recelos entre ellas.
El Mundial de 2026, con sede repartida entre Estados Unidos, México y Canadá, será otra prueba de fuego antes de vivirlo en nuestras carnes.
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