Rafa Nadal es eterno y agota todos los calificativos. Este viernes se ha impuesto en 4 sets al italiano Matteo Berrettini por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3 y se cuela así en la gran final del Open de Australia.
El manacorí demostró la superioridad de su tenis pese a la edad (10 años mayor que su rival) y el cansancio que arrastraba del partido anterior en cuartos, de más de 4 horas.
Estadísticamente hablando, con el 2-0 Nadal ya había ganado virtualmente el encuentro: jamás le han remontado 2 sets iniciales al manacorí.
El partido tuvo que disputarse con el techo cerrado debido a las tormentas de verano que amenazaban Melbourne, y aunque a priori perjudica a Nadal, éste no se quejó: "Como todo el mundo sabe, soy más un jugador de exteriores que de interiores, pero disfruto mucho del ambiente, así que no me puedo quejar en absoluto".
"Sabía antes del partido que se iba a cerrar el techo, pero ¿sabes qué? Durante un mes y medio no sabía si iba a poder jugar al tenis, así que no importaba si era al aire libre o bajo techo hoy, solo quería disfrutarlo", explicó tras el encuentro.
Nadal se verá ahora las caras el domingo ante el ruso Daniil Medvedev, número 2 del mundo, que eliminó al griego Stefanos Tsitsipas por 7-6 (5), 4-6, 6-4 y 6-1.
Será la sexta final del balear en Australia y esperará, 13 años después, repetir un título de Gran Slam que se le resiste desde 2009.
Si consiguiera ganar el torneo, se pondría por delante de Roger Federer y Novak Djokovic en números de títulos de Grand Slam, con 21.
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