Carlo Ancelotti tiene 2 problemas. Uno es de esos que se califican como "bendito problema": Endrick. El otro sí que es negativo: Arda Güler.
Tras ganar 0-1 a la Real Sociedad en la ida de semifinales de la Copa del Rey, casi todo fue positivo anoche para los blancos -aunque jugaron de feo naranja-, pero el técnico italiano debe tomar decisiones sobre algunos de sus jugadores.
Llevan meses presionándole con que debería dar más oportunidades a jóvenes como Endrick o Arda Güler, o que si debe poner antes a Asencio que a Tchouaméni en defensa, o subir a Fortea o a cualquier otro lateral derecho de la cantera antes de que jueguen Lucas Vázquez o Valverde como jugadores reconvertidos en esa posición.
Güler, tenemos un problema
Todos son opiniones, pero ayer Ancelotti sonrió maliciosamente con el turco. Güler no estuvo a la altura, de nuevo, del talento que sin duda atesora. No estuvo ni aportó apenas nada al equipo en Anoeta, y se le acaban las oportunidades y el crédito si cree que puede quitar sitio a las vacas sagradas del vestuario.
Es cierto que tampoco está para fiestas Camavinga, por ejemplo, aunque no juegan en la misma posición. Pero ahora mismo Dani Ceballos parece intocable -salvo porque se marchó lesionado y sus molestias pintan mal-, Modric juega antes que el joven turco si es necesario y con otros como Bellingham, Brahim... es casi imposible que tenga minutos como titular. Hasta Rodrygo por la derecha le gusta más a Ancelotti.
Endrick, problema distinto
Otro problema, el que antes mencionábamos como del tipo 'bendito problema', es el brasileño Endrick. Tiene gol, tiene descaro y tiene empuje. A pesar de sus 18 años quiere más oportunidades y aunque arriba tiene a Mbappé, Vinicius, Rodrygo, Brahim... quiere más partidos.
Ayer, otro gol, y van 6 en las pocas oportunidades que tiene. Siendo titular, no defraudó: la primera que tuvo, fue a la red. Fue un tanto de control excelente, definición letal, carácter... Además, estuvo a punto de marcar el 0-2 pero su balón se estrelló en el larguero en el segundo tiempo, pese a su gran acción personal.
Lo dicho: bendito problema para Ancelotti, como el año pasado le ocurría con Joselu: tiene banquillo de sobra y sólo las prisas y la impaciencia del joven brasileño puede ser motivo de preocupación para el club. Al parecer, el entorno del delantero está presionando y reclama más atención de su entrenador. Si no, amenazan con buscar una salida negociada a final de temporada. Puede ser el típico bulo, la típica presión del entorno... quién sabe. La realidad es que Endrick tiene futuro y sería absurdo dilapidar su oportunidad de jugar en el Madrid sólo por no esperar su momento. Aunque tenga a Mbappé ahí delante.
¿Sabor a final?
No quiere el Madrid celebrar todavía nada, porque queda el partido de vuelta. Pero la cosa pinta bien para el equipo, que defenderá la mínima renta de 0-1 en el Bernabéu dentro de un mes, el 1 de abril. Mientras, debe centrarse en Liga y Champions, donde tiene duelos a cara de perro para sobrevivir en ambas competiciones.
Hubo más motivos de alegría para alegría del madridismo y Ancelotti: Lunin es un porterazo y realizó acciones propias de Courtois, así que mantiene la calma en caso de que un día falle el belga. Tchouaméni está de vuelta y jugó bien tanto de central en la primera parte como de mediocentro en la segunda. Es un titán físicamente hablando y sólo le queda creérselo para ser el futbolista que costó 83 millones al club blanco.
Vinicius está algo bajo de nivel, pero no preocupa demasiado, así como Camavinga, y mientras tanto se celebra que Alaba parece poco a poco de vuelta, Asencio está asentado como central titular, Fran García puede cumplir como lateral izquierdo cuando sea preciso, Bellingham da gusto verle jugar (pase increíble a Endrick en el gol)... Ceballos fue la única nota negativa del partido: se marchó con molestias y pinta muy mal su posible lesión. Falta conocer el resultado de las pruebas que se le realizarán este jueves.
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